Desde hace años, las amantes del emérito han sido tema recurrente en todas las redacciones, evidenciando su reputación de mujeriego. Según el ex coronel Amadeo Martínez Inglés, Juan Carlos I mantuvo relaciones con alrededor de 5.000 mujeres, muchas de ellas prostitutas de alto nivel, pagadas con fondos públicos. Esta conducta se atribuye en parte a un matrimonio desdichado con la reina Sofía, al que se habría sentido obligado.
Aunque el rey Juan Carlos mantuvo relaciones con miles de mujeres, tres nombres destacan por su relevancia mediática: Bárbara Rey, Corinna Larsen y Marta Gayá. Aunque su relación más duradera fue con Gayá, las otras dos, especialmente Bárbara Rey, han generado más atención mediática. Hace unos meses, el hijo de la vedette, Ángel Cristo Jr, reveló detalles sobre la relación entre su madre y el ex monarca, incluyendo un presunto chantaje económico.
Juan Carlos I, grabado y fotografiado mientras mantenía relaciones íntimas
Según Ángel Cristo Jr, Bárbara Rey se acercó a Juan Carlos I por interés económico, no por amor. Utilizó su relación con el rey para escapar de problemas financieros y personales. Además, presuntamente chantajeó al emérito para obtener una suma considerable de dinero y un ministerio. Cristo Jr también afirma que su madre le obligó a grabar y fotografiar uno de sus encuentros con el rey. Pero sus encuentros con Bárbara Rey no son los únicos que están grabados en vídeo. Y tampoco Cristo Jr ha sido el único que tiene documentos gráficos de las aventuras de Juan Carlos I.
El CNI, consciente de las actividades del rey Juan Carlos, vigilaba de cerca todos sus movimientos y registraba sus encuentros íntimos. Conocían los lugares que frecuentaba, las personas con las que se encontraba y las circunstancias de cada encuentro.
El CNI acotó el cerco para tener más controlado a Juan Carlos I
No solo eso. Ante la dificultad de controlar las actividades de Juan Carlos I, el CNI estableció un "picadero" secreto para sus encuentros, primero en Majadahonda y luego en otros dos lugares más accesibles. Esta medida tenía como objetivo mantener un control total sobre sus acciones. La existencia de estos lugares secretos revela la profundidad del seguimiento realizado por el CNI y la preocupación por proteger la imagen del rey. La información se mantenía bajo estricta custodia para proteger la imagen de la Corona y evitar posibles escándalos.
La intervención del CNI en la vida personal del rey Juan Carlos I plantea preocupaciones sobre los límites entre el Estado y la monarquía. Según algunos analistas, los servicios secretos se centraron demasiado en proteger al rey, en lugar de servir al interés del Estado.