Las revelaciones de Jaime del Burgo sobre su presunto affaire intermitente y reiterado en el tiempo con la reina Letizia han hecho que muchos echen la vista atrás para comprobar las actitudes y los movimientos de la consorte cuando, según Jaime, estaban juntos. Y lo cierto es que hay detalles que cuadrarían a la perfección.

Del mismo modo, Jaime Peñafiel y las informaciones que plasma en el libro ‘Letizia y yo’, así como las que explica en la entrevista concedida al canal de YouTube ‘La reunión secreta’, ha llevado a esos mismos curiosos a echar un vistazo a las crónicas pasadas elaboradas por algunos periodistas especializados en la casa real. Y lo cierto es que aquí también se encuentran detalles que encajan.

Letizia, reina del escapismo

En este sentido, siempre se ha dicho que la relación de Letizia con sus escoltas no ha sido del todo fluida. Muchos de ellos han terminado hartos de la consorte y de sus planes improvisados y salidas que han estado fuera de agenda. Sobre todo porque los cambios repentinos del cronograma eran un problema para garantizar su seguridad y preservar su intimidad.

Letizia

En este sentido, con el tiempo, Letizia se convirtió en una experta del escapismo. Evitaba a fotógrafos indiscretos y también había despistado a sus guardaespaldas en ocasiones. Del mismo modo que hace años que no da a conocer a dónde va de vacaciones, también había mucho hermetismo en muchas de sus salidas. La consorte llegaba a recurrir al disfraz para pasar desapercibida, usando looks informales, renunciando a los tacones e incluso poniéndose alguna peluca. “Un día fue a comer con el diseñador Felipe Varela y cuando el camarero le dijo que le recordaba mucho a la reina, ella, lejos de reconocer ser Letizia, respondió: ‘ya, me lo dicen mucho’”, detalló la periodista Carmen Duerto en una ocasión.

Juan Carlos I descubre lo que hacía Letizia en secreto algunos fines de semana

Gracias a esta habilidad, Letizia pudo llevar a cabo muchas actividades que no figuraban en su agenda diaria oficial. Por ejemplo, muchos fines de semana desaparecía. Y aunque al principio no se sabía a dónde iba, posteriormente se averiguó que frecuentaba un piso del barrio de la Latina donde tomaba copas y cenaba con amistades dentro de ambientes muy festivos. “En esa época, Letizia estaba muy delgada, tensa y con muy mala cara. Tenía un grupo de amigas con las que se sentía muy a gusto y protegida”, escribió la columnista Pilar Eyre.

Fue el CNI quien descubrió el pastel. Y no tardó en comunicárselo a Juan Carlos I, que siempre trabajó en tener muy controlada a Letizia. Ordenó que la investigaran desde el primer día que pisó la Zarzuela. Pero a pesar de que este se lo trasladó a su hijo Felipe VI para que fuera con cuidado, el rey restó importancia al asunto. En aquel entonces Felipe todavía estaba enamorado y se las pasaba todas.