Juan Carlos I nunca estuvo enamorado de Sofía. Juan de Borbón le obligó a casarse con ella. Él estaba enamorado de otra mujer, Olghina. Pero el padre del emérito escondió la carta que le escribió para que no llegase a manos de su hijo. Tal vez por esta boda a traición, el monarca empezó a verse con otras mujeres, entre las que destaca la figura de Bárbara Rey.
El emérito y la vedette se conocieron en la década de los 70. Les presentó Adolfo Suárez. Detallan que la viuda de Ángel Cristo se enamoró a primera vista del emérito. Cayó rendida a sus encantos, era todo un seductor. A él también le gustó ella. Se vieron durante 18 años.
“Señor, os presento a una amiga, Bárbara Rey. Es de Totana y actriz, pero tiene mucha clase”, revela Pilar Eyre que le comunicó Adolfo Suárez al emérito. Ambos se empezaron a ver a escondidas en la casa de Boardilla del Monte, en Madrid. Aprovechaban los días que sus hijos estaban con Ángel Cristo y el personal de servicio de descanso.
Así eran las citas de Bárbara Rey con Juan Carlos en Boadilla del Monte
Y detalló cómo eran aquellas citas. “Sábado por la noche de un día de invierno de 1994. En el chalé de Bárbara Rey, el Vega Sicilia está a 17 grados. Ha puesto dos copas y un plato de Jabugo. Los Cohiba, en su caja metálica. Ella está sola, esperando a su amado. El hombre al que está esperando, su amor desde hace ya 16 años, es el rey de España”, explicaba Pilar. "A ella le gustaría poner velas, pero Juanito no quiere, dice que hace puticlub, que tiene poca clase...”, añadía.
La relación estuvo marcada por idas y venidas. En 1994 rompieron la relación para siempre. Bárbara se ponía celosa porque quería ser la única amante del monarca, pero éste se veía con más mujeres. Corinna Larsen se entrometió en su relación.
Relata que se casó con Ángel Cristo por despecho. Bárbara se puso en contacto de nuevo con el monarca para pedirle ayuda cuando el domador de leones empezó a tener problemas con algunas adicciones. “Pidió ayuda al rey, y ahí volvió a empezar todo”, revelaba.