El pasado 11 de enero, la princesa Leonor comenzó un largo viaje a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, que la llevará a recorrer 17.000 millas en 140 días, con destino a Nueva York. Durante su trayecto, la heredera pasará por varios países de Latinoamérica, siguiendo el ejemplo de su padre, Felipe VI, y su abuelo, Juan Carlos I, quienes también realizaron este tipo de travesía en sus respectivas etapas de formación militar.
El Elcano es conocido por ser un símbolo de la Armada Española, y en su próxima parada, que tendrá lugar el 14 de febrero, se espera que llegue a Brasil. Sin embargo, a pesar de que la travesía apenas ha comenzado, ya se han producido algunos incidentes preocupantes que han llamado la atención. En esta ocasión, no se trata de los mareos o las dificultades propias de un viaje largo, sino de un suceso que involucra a algunos de los compañeros de Leonor.
Pillados con las manos en la masa
Según han revelado algunas fuentes, algunos compañeros de Leonor han sido arrestados después de subir algunas botellas de ron a bordo tras su última parada en Las Palmas. Botellas que tenían como objetivo animar alguno de los encuentros clandestinos que organizan los jóvenes, pero que han sido requisadas inmediatamente.
Este no es el primer escándalo en el que se ve involucrado el Juan Sebastián Elcano. En el 2014, el buque estuvo en el centro de un caso de tráfico de drogas que manchó la reputación de la Armada Española. Durante una escala en Cartagena de Indias, se descubrió que más de 150 kilos de cocaína habían sido introducidos a bordo, con la intención de ser distribuidos en puertos internacionales, incluido Nueva York.
Sin concesiones
El incidente resultó en la detención de siete miembros de la tripulación, entre los que se encontraban seis militares y un cocinero. Aunque nunca se identificó al autor intelectual de este delito, el suceso dejó en evidencia fallos graves en los protocolos de seguridad y la vigilancia a bordo del barco.
Este nuevo incidente, aunque de menor magnitud, pone de nuevo sobre la mesa las vulnerabilidades en el control de la tripulación y las estrictas medidas de seguridad. Los altos mandos del Juan Sebastián Elcano no están dispuestos a pasar por alto esta situación, y han dejado claro que se tomarán las acciones necesarias para preservar la disciplina y el respeto a las normativas dentro del barco. La autoridad del comandante ha sido reafirmada tras estos arrestos, recordando a todos los miembros de la tripulación que las reglas de convivencia deben ser respetadas a rajatabla, sin importar la gravedad de los hechos.