En estos últimos años se ha presenciado la decadencia de Juan Carlos I, y no solo por su edad. El monarca se ha visto envuelto en cientos de polémicas. La labor de sus primeros años como rey de España se ha ido por el retrete con su lista de infidelidades, la caza ilegal, su implicación en tramas de fraude fiscal, tarjetas Black, entre otros episodios. En 2014, Felipe VI le obligó a abdicar para preservar la corona, que pendía de un hilo. Al último desfile de las fuerzas armadas en el que ejerció como rey, llegó la misma mañana de pasar una noche de fiesta en Reino Unido, completamente borracho. Esta fue la primera deshonra para el emérito. Pero lo peor llegó en 2020. Juan Carlos I se vio salpicado a nivel internacional, y esto provocó que su propio hijo le exiliase a Abu Dabi, de momento de forma indefinida.
Juan Carlos I desea volver a España. Esto que le ha hecho su hijo es una deshonra, ha quedado retratado en el resto de monarquías. Sin embargo, por ahora su regreso es imposible. Mínimo no se valorará esta alternativa hasta que se dé un cambio de gobierno. Pedro Sánchez le obliga a pedir perdón. El emérito tiene mucho miedo a morir fuera de su familia y de su país. Cada vez es más mayor y aunque está bien de salud sabe que sus últimos días se aproximan.
La decadencia de Juan Carlos I: no quiere verse viejo
En estos últimos años, Juan Carlos I ha sufrido varios achaques. Por ejemplo, sus aparatos caídas en actos institucionales. Tiene problemas de movilidad y ha sido operado en varias ocasiones de la cadera. Sin embargo, aunque por recomendación médica debería usar silla de ruedas, se niega. Él se apoya en el bastó y en sus fieles escuderos. No quiere verse mayor, no acepta esa realidad.
Juan Carlos I quiere ser para siempre aquel rey que conquistaba a miles de mujeres. Pero ya no queda nada. No tiene 40 años, sino el doble. El marido de Sofía también ha perdido audición. Debido a sus problemas auditivos se ha decidido ponerse un disimulado audífono, algo que en un primer momento se negó, pero no escuchaba absolutamente nada y se le notaba totalmente desconectado. Ahora se ha acostumbrado, y aunque no le gusta, ha mejorado su calidad de vida.
Pilar Eyre desveló que Juan Carlos I también tiene complejo por su alopecia. En aquellos años no estaba tan de moda el injerto capilar, así que se tuvo que conformar con los peluquines. La periodista, experta en Casa Real, asegura que el emérito encargó una peluca al conocido peluquero catalán, Pascual Iranzo. Se la retocaba todas las semanas. Ya no hablemos de sus partes más íntimas. Corinna Larsen, quien se ha convertido en su mayor enemiga, desveló en uno de sus famosos audios que en los últimos años también tuvo disfunción eréctil. Cuando estaba con ella “aquello ya no le funcionaba”.