La figura de la monarquía nunca había estado tan en entredicho. A Juan Carlos muchos ya lo dan por perdido y se habla abiertamente de echarlo fuera de la Casa Real para intentar que no caiga la Institución. De imputarlo por blanqueo, el papel de Felipe VI sería todavía más complicado: quedándose sin argumentos para seguir siendo el jefe del Estado. "La monarquía está tocada y con los años contados", avanza Jaime Peñafiel.

Los cronistas están haciendo su agosto comentando cada detalle de este escándalo. Corinna ha hecho temblar los cementos de La Zarzuela y no saben qué hacer para salir de esta. La primera aparición pública del rey emérito fue nefasta, escondiéndose dentro de un coche durante más de una hora. La reina Sofía, por su parte, sigue desaparecida y recibiendo críticas al no pronunciarse al respecto.

Pilar Eyre soltó una bomba hace sólo un par de días: Juan Carlos habría sufrido un ataque de ansiedad como consecuencia de todo este alboroto. No sabemos cómo se encuentra, pero mientras tanto la periodista aprovecha para dar más información. Desde un principio ha mantenido que el plan de la Casa Real es forzar la presencia de los eméritos juntos en un acto, mostrándose sonrientes y actuando como si nada hubiera pasado.

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Pues bien, ahora se reafirma en Lecturas diciendo que la familia está apoyando a Juan Carlos: "¡Como una piña! Así está la familia real alrededor del rey". Tienen claro que la enemiga es Corinna, acusándola de actuar por rencor: "Las conversaciones grabadas de Corinna con Villarejo y Villalonga las denomina su entorno de pataletas de mujer con despecho. Son fruto de un rencor enquistado desde hace años, concretamente desde el accidente de Bostuana".

Porque ¿cómo fue la ruptura? La princesa alemana y él fueron amantes durante más de diez años, creándose ella falsas ilusiones al asegurarle el rey que se divorciaría de Sofía y se casaría con ella. Felipe habría intervenido, prohibiéndole el padre que lo hiciera porque dejaría muy tocada la monarquía. Esta conversación con su hijo habría sido clave, juntándose con el consejo de varias personas de confianza: "Para que la institución no se resintiera de su torpeza tenía que pedir perdón y a Corinna expulsarla de España".

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Eyre sigue relatando cómo actuó el monarca entonces: "Y el Rey –olvidando sus noches de pasión, ese lugar de Barcelona en el que vivían como dos burgueses, sus promesas, sus proyectos de futuro, sus aventuras financieras– puso el pulgar hacia abajo y dos miembros del CNI llevaron con lo puesto a Corinna y a su hijo al aeropuerto y le dijeron: No vuelvas más. ¡A una mujer que hasta pensó que iba a casarse con el rey de España!".

Allí habría empezado el cabreo de Corinna, un odio "largo y espeso" que se habría evidenciado en estas confesiones "llenas de verdades a medias, exageraciones, también cosas ciertas y sobre todo estos despectivos "ya no funciona", un clásico en las mujeres que se sienten menospreaciadas por la pareja". Pobre Corinna... ¿Habrá actuado, realmente, por venganza?