Corinna Zu Sayn-Wittgenstein está aterrada. El escándalo por lo que se está conociendo sobre su relación con Juan Carlos de Borbón ha helado la sonrisa de la princesa alemana, y vuelve a tener pensamientos muy oscuros sobre su futuro. Su gran temor, acabar como Lady Di, fallecida en 1997 en París después de la persecución de un grupo de paparazzis. Un accidente con más sombras que luces, y que tiene a Corinna en alerta máxima: alguien le dejó un libro sobre la Princesa de Gales en su casa, y un desconocido que hablaba castellano le llamó y le amenazó: "hay muchos túneles entre Mónaco y Niza". Un episodio que la propia víctima ya había explicado en el pasado, pero que vuelven a preocuparle intensamente, basándose en nuevos ataques intimidatorios que ha revelado estos días.
La alemana ha decidido denunciar a Juan Carlos por el acoso y amenazas que recibe desde 2012, cuando se conoció su relación con el monarca español. Allí se incluye al Centro Nacional de Inteligencia, parte activa de la campaña: "ha gastado millones en la creencia de que posee secretos de Estado", han dicho sus abogados. Campaña en la que se incluyen nuevas revelaciones, que recoge El Español. En 2017, unos desconocidos entraron en su finca en Inglaterra haciendo un agujero perfecto en una ventana. No robaron nada, pero la profesionalidad del ataque le angustió mucho. Una advertencia que se suma a las palabras del jefe de los espías españoles, el general Félix Sanz Roldán, en un encuentro en un hotel de Londres y que interpretó como una amenaza directa a su vida, el lavado de cerebro que intentaron con su hijo para dejarla como corrupta, o el asalto a sus oficinas en Mónaco por mercenarios en 2012. "Creía que me tirarían por el balcón", dijo la amante a diarios ingleses.
El miedo de Corinna es cada día mayor, se siente en la diana. Y todavía más después de haber reconocido la donación "no solicitada" de 65 millones de euros por parte de Juan Carlos, también en 2012, el año de la ruptura entre ambos. Una fortuna para taparle la boca que ha salido a la luz y deja a la Corona a punto del K.O. Ella no quiere ser la sacrificada. Pero se huele la venganza.