El festival ha empezado. El podcast 'Corinna y el rey' ha empezado sus emisiones y va directo a la yugular de Juan Carlos I. Una enciclopedia del comportamiento del Borbón más íntimo, explicada de viva voz por su amante predilecta, primero, y detestada, en la actualidad. Ya conocíamos unas cuantas perlitas sobre su comportamiento de enamorado obsesivo, de amenazas, de "vida amorosa quíntuple"... Y ahora, con los dos primeros capítulos del trabajo y entrevistas de los periodistas Tom Wright y Bradley Hope, se confirman las acusaciones de recibir millones de euros por debajo de la mesa: "Traía bolsas llenas de dinero en efectivo. Me quedaba sin palabras y le decía: dios mío, qué es eso. Y él me decía: Ah, esto es de mi amigo tal. Parecía una situación normal". Pero hay mucha chicha en las declaraciones. Y la parte más jugosa está en los pequeños detalles.

Hablando de jugos, por ejemplo, los de la uva. Pero con alcohol y en botellas que valen miles y miles de euros al alcance de ricos muy ricos. Juan Carlos es uno de ellos, sólo que en su caso ni siquiera las pagaba. Según Larsen las recibía gratis por parte de amigos que hacían lo imposible por hacer realidad sus sueños, necesidades o caprichos. "Era "'La corte de los milagros'. Llamaba a alguien que tenía una gran variedad de vinos de Burdeos y le decía: ¿podrías enviarme alguno? Lo siguiente que veías es que llegaban veinte cajas de aquel vino impagable. Su deseo era una orden para los demás y la gente se dejaba la piel para complacerlo".

Corinna Larsen / GTRES

El podcast había generado una enorme expectación, y las escuchas se cuentan por miles. Los periodistas especializados son seguramente los que más atención han prestado, por ejemplo una que conocemos bien y que ha participado en este formato: Pilar Eyre. La catalana, que también está de estreno en su nuevo canal de Youtube 'Al aire con Pilar Eyre', ha recordado otras particularidades del Borbón en este sentido, el de la codicia. Los maletines que recibía del presidente de Kazajistán en persona en el mismo aeropuerto, cargados con 5 millones de euros. O su obsesión por los relojes carísimos, especialmente los de sus amigos. Cuando alguien de ellos llevaba uno que le gustara, dejaba caer cómo de contento se pondría si acabara en su muñeca. Los colegas acabaron "poniéndose de acuerdo para llevar todos un Swatch de 5.000 pesetas" y acabar con el espolio. Tampoco dejaban nada de valor en los domicilios donde lo invitaban a cenar, "las señoras lo quitaban todo cuando entraba en casas ajenas". Vale la pena oír a la cronista real.

Juan Carlos obsesionado por los relojes caros / GTRES

A Eyre le ha llamado la atención otra anécdota de la intimidad del emérito en palabras de Corinna. Una que describe al personaje, sus gustos culinarios y su habilidad para hacer las cosas más básicas en una casa. Tiene un nivel paupérrimo, claro. Larsen desmonta mitos: lo que más le gusta al Borbón no es el marisco, ni los kebabs, ni la fabada, no. Tampoco las barbacoas con el hijo de la alemana. Es la cocina italiana. Corinna se apuntó a hacer un curso de esta especialidad para satisfacerlo. Su plato favorito, el risotto. Pasaban tiempo en la cocina, una novedad para Juan Carlos, que se estrenaba en este campo. En la de palacio no entraba nunca. Y mejor que fuera así, porque era un desastre y un peligro. "Era la primera vez que entraba en la cocina" y quería hacer cosas, emocionado con la novedad. Corinna le dijo que hiciera unas tostadas, pensando que era imposible que la liara. Pues bingo: las quemó. Imagínate que la cosa se va de madre y acaban los bomberos en la finca La Angorilla para apagar el incendio...

Juan Carlos haciendo una barbacoa con el hijo de Corinna / Cuatro

Nos esperan muchas tardes de palomitas e historietas de todo tipo. El show de Juan Carlos viene fuerte. La caza ha empezado.