Cristina de Borbón vuelve a la soltería con 58 años. Soltera y divorciada, tras su traumática ruptura con Iñaki Urdangarin. Parece que, a pesar de tener pretendientes a su alrededor, ha cerrado el chiringuito amoroso y ya solo tiene ojos para Dios y la religión. "Sus amigas de Barcelona intentan presentarle a hombres solteros y deportistas para que rehaga su vida, pero ella dice que su vida está muy hecha y que no necesita nada más", explicaba ayer Pilar Eyre. Continúa el camino iniciado por la infanta Elena, inmaculada desde que se separara de Jaime Marichalar, también en circunstancias muy poco habituales. Cristina y Elena, solteronas para siempre. Y con un toque monacal. Un comportamiento que, por otra parte, no es nuevo. Y todavía es visible en pequeños gestos.
¿Por ejemplo? El famoso anillo de casada. A pesar de las diferentes versiones sobre el tema, sobre si es o no es la misma alianza que la unía al vasco, haremos caso de la mejor fuente de información disponible y cerraremos el debate: la propia escritora catalana, a quien difícilmente le clavan goles porque las fuentes son de primera categoría. Y en el caso de Cristina, de primera mano. Pilar Eyre sentencia el caso, el anillo es el mismo: "Iñaki es y será siempre el padre de sus hijos y ese anillo es el símbolo de la familia que crearon y él traicionó. 'No he sido yo la que he fallado... por eso no me lo voy a quitar'", le dijo. Creencias, moral, ética, fe. Todo se mezcla en el planteamiento de la infanta, pero su decisión es firme. Parece que no le importe lo que diga el resto del mundo.
Bueno, no siempre. No es inmune a la crítica, a la burla y al comentario de terceras personas, normalmente poco favorecedores para su causa. La cronista real explica, en las páginas de 'Lecturas', otro encuentro reciente con la hermana de Felipe VI durante un acto público. Se encontró con una mujer fuerte, convencida, pero también dolida. Hay unas palabras que oye habitualmente y que la hacen subirse por las paredes. "Le da mucha rabia que se repita continuamente que sigue enamorada de Iñaki Urdangarin, 'se siente ultrajada por esa imagen bobalicona'". Otro ultraje, tras las famosas fotos con Ainhoa Armentia cogidos de la mano en Bidart, y que la misma revista de Eyre llevó en su portada haciendo saltar por los aires el matrimonio de los exduques de Palma.
Eyre recuerda el sufrimiento de Cristina durante todo este proceso posterior a la publicación de la exclusiva: "Ha sido muy doloroso ver como el amor de su vida le engañaba a ojos del mundo, un desconsuelo del que ha conseguido reponerse poco a poco "con mucha terapia y una gran fuerza de voluntad". Y no desmiente el odio que siente por Ainhoa: "Como es humana, no puede desprenderse de la profunda aversión que siente por 'la otra'". Prueba de eso, el marcaje que hace sobre sus hijos para que no se le acerquen. Una estrategia efectiva hasta el momento, con una excepción: Pablo. El niño de sus ojos, pero que se parece tanto a ese ex que quiere olvidar. Difícil papeleta.