Resulta paradójico hacer crónica royal y hablar de las vacaciones de sus miembros. A menudo resulta difícil diferenciar entre sus periodos de ocio y los profesionales, pero intentaremos adaptarnos a la premisa. En este caso, del veraneo que tiene por delante la infanta Cristina, el primero oficialmente como divorciada de Iñaki Urdangarin. No esperen grandes florituras sobre su hoja de ruta: Cristina se ha vuelto ultraclásica con el paso de los años. Tanto como inflexible en algunos aspectos, o cuando menos, la fachada indica esta actitud. Ya apuntaba maneras, pero su terremoto sentimental y familiar lo ha cambiado para siempre.

Clásica, católica, apostólica y romana, si nos lo permiten. Si no ha solicitado la nulidad eclesiástica del matrimonio, ha sido seguramente por motivaciones que nada tienen que ver con la fe y las creencias, sino con el mundo material. Pero motivos para la tarjeta roja y la carta al Tribunal de la Rota, tenía. Como la reina Sofía, si hubiera dado el paso en un mundo onírico y fantasioso. En fin. Lo que sí que hace Cristina es ejercer con mano de hierro la presión sobre sus 4 hijos. No acercarse a la impía robamaridos Ainhoa Armentia fue la primera consigna. Lo consiguió a medias, pero cuando menos ha evitado un colegueo demasiado humillante. No ha tenido éxito en otro campo, aunque no desfallece en su intento.

Iñaki infiel a Cristina / Lecturas

Hablamos del tema de los amores de sus hijos. Es espinoso. Tenemos el mayor, Juan Valentín, del que se sabe más bien poco, más allá de compartir piso en Londres con otro joven. Después Pablo, el de la relación más sólida y bendecida por su madre. La casta y pudorosa Johanna Zott ha jugado bien sus cartas. La última adquisición es la de Miguel, residente sabático en Zarzuela, liado con la heredera millonaria Olympia Beracasa. Y la patata caliente: Irene Urdangarin, tan enamorada del primo lejano Juan Urquijo que no es capaz ni de sacarse el carnet de conducir tras un año tocándose la barriga. Es la gran angustia de Cristina, que no puede parar la relación endogámica con el cuñado del alcalde de Madrid. Frenar un primer amor, más todavía si tiene ingredientes prohibidos, puede resultar tan decepcionante como intentar parar una ola con la mano.

Irene Urdangarin y Juan Urquijo / Instagram

Otra cosa, claro, es hacer de suegra puñetera. Este recurso siempre está a su alcance, y con ocasión de las vacaciones de verano lo está poniendo en práctica. Los planes de Cristina son, según 'Vanitatis', Abu Dabi y Marivent, para pasar días con sus padres separados; un viaje en solitario de peregrina en Santiago para agradecer su gran año, dice el digital, y una semanita con los 4 hijos en Bidart. El apartamento del País Vasco francés que tiene a medias con su ex Iñaki, utilizado como piso franco para sus citas románticas adúlteras con Ainhoa. Va allí, dicen, para desconectar con el paisaje. Seguro que sí. Sobre todo si no tiene a las parejas de sus polluelos cerca, temiendo un escándalo con algún paparazzi. Que el verano y el amor son puñeteros. Cristina toma decisiones drásticas y los veta: 'Aquí no caben', responde, aludiendo a los 100 metros cuadrados de piso con piscina. Qué diferencia con Zarzuela, que lo utilizan como un motel borbónico. Tienen respuestas para todo.

La infanta Cristina / GTRES