La infanta Cristina ha conseguido este fin de semana la foto más preciada: acompañando a su hermano pequeño, el rey, a una boda familiar. La tan esperada reconciliación entre Felipe y Cristina ha llegado y ya van juntos, él conduciendo y ella de copiloto, a una celebración. Cristina ha vuelto. La exiliada en Suiza vuelve a tener agenda oficial mientras Letizia vive marginada en la agenda de Zarzuela desde que estalló el escándalo de Del Burgo. Cristina se toma la venganza en el peor momento de Letizia y hace a uno "Aquí estoy yo". Ella es más royal que Letizia, tiene sangre real y se rebela a ser apartadas de la vida pública.
El retorno de Cristina tiene un agujero negro: sus tres hijos que sin oficio ni beneficio han decidido residir en Zarzuela. Juan, Miguel e Irene son los familiares incómodos que no se marchan nunca y Felipe está harto. Y así se lo ha hecho saber a Cristina, que Zarzuela no es un motel. Eso ha tensionado todavía más las relaciones de la infanta con su hija Irene, que a los 19 años no solo se ha enamorado de un primo lejano sino que empalma años sabáticos. Estos días madre e hija han coincidido en Madrid y las malas caras, la distancia y el poco afecto se notan en las miradas:
La segunda foto es un poema, la hija camina tras la madre, en lugar de ir de lado, denotando la poca complicidad de las dos Borbones. No es normal que ande como si fuera una empleada del hogar tras la marquesa. Cristina decepcionada e Irene rebelde. Madre e hija con cero sintonía. Para cierta prensa rosa, lo mejor es distraerse hablando de sus looks: "Cristina optó por combinar una blusa estampada con unos pantalones blancos y unas zapatillas. Irene Urdangarin se decantó por un vestido negro con volantes. Una prenda de esas que siempre son un sí para los días de verano y que ella combinó de forma original con un cinturón marrón y unas sandalias planas del mismo tono que el vestido. Una vez más, dejó patente que siempre está al lado de las tendencias pero sin perder ese estilo clásico que le caracteriza".
Casa Real tiene una nueva oveja negra y en resumidas cuentas en el corral de Zarzuela ya son más las negras que las blancas. Hasta ahora los dos primos Marichalar d'Leonor parecían el paradigma del Borbón nuevo rico, holgazán, caradura y que vive del apellido sin ofrecer ningún valor a la sociedad. Pero se ha añadido oficialmente Irene Urdangarin. EN Blau fue el primer medio que destapó que la hija pequeña de la infanta Cristina quería cursar estudios superiores pero no a una Universidad sino en una Escuela de Hostelería, la mejor del mundo en Lausana. Al final ni estudios superiores ni inferiores: la chica adulta estudia el carnet de conducir. Y ni eso, Irene no ha conseguido aprobar teoría y práctica y ha preferido evadirse de la presión viajando a Camboya para|por un voluntariado. La chica de 19 años vive el momento clave de decidir qué quiere hacer con su vida, quien quiere ser: Leonor o Victoria de Marichalar. Finalmente ha salido la bola negra, no piensa poner un pie en una Universidad española. Y Cristina fuma en pipa.