Irene Urdangarin tiene novio, el primero de su vida. Una noticia relevante para los aficionados al chismorreo royal, pero que es normal para una chica de 18 años. Lo que la convierte en extraordinariamente interesante, jugosa y llena de morbo es conocer los detalles del romance. Y son de traca. El amor de la joven es 7 años mayor, de familia aristocrática y flamante cuñado de todo un alcalde de Madrid. Sí, hablamos de Juan, hermano de Teresa Urquijo, la mujer de José Luis Martínez-Almeida. Con estos ingredientes, el revolcón ya es importante. Pero siempre puede mejorar.

Todo el mundo se ha quedado pasmado al ver las imágenes en las revistas del corazón de este miércoles 17 de abril, destapando una relación que se ha mantenido en secreto durante meses. Irene y Juan, Juan e Irene, paseando como tortolitos. Aquí hay lío, y no solo el amoroso: da la impresión que esta bomba se ha mantenido en un cajón hasta que ha recibido el visto bueno para detonarla. La cuestión, sin embargo, son los efectos de la onda expansiva. Y son extraños. Turbios. Nada favorecedores. De hecho, damos esta aventura por enterrada, al recibir una cuchillada mortal. La madre Cristina ha sentenciado a Juan. Habrá movida madre-hija, una más.

La revista 'Semana' publica la versión de la infanta Cristina, que habría deseado que esta exclusiva nunca viera la luz. El pasado de Juan le preocupa, incluso le escandaliza: son primos. Lejanos, sí, pero vienen de la misma fuente. Son descendientes de Alfonso XIII, por resumir la cosa. Recordarán que, con motivo del surrealista bodorrio de Almeida y Teresa, explicábamos de dónde le venía el toque borbónico a la novia: nieta de Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma. Borbona por partida doble, vaya. El mismo árbol con ramas alejadas. Un hecho que asusta a Cristina, consciente de que la endogamia de su dinastía es una costumbre arcaica, repugnantilla y potencialmente arriesgada en términos genéticos. Eso, evidentemente, sin mencionar el componente religioso. Es un lost-lost.

Juan Urquijo con Juan Carlos / GTRES

"Doña Cristina no es partidaria de la relación. No lo ve con buenos ojos. No quería que trascendiera a los medios de comunicación debido al parentesco familiar directo. De hecho, el motivo por el que los Reyes eméritos y las Infantas Elena y Cristina con Froilán, Victoria Federica y Juan Urdangarin fueron a la boda de Teresa Urquijo y Almeida fue justamente porque eran familia", dice la revista. Una boda en la que Irene, triste por no poder estar en persona, hacía videoconferencias con su amado, que se ha convertido en fruta prohibida en un abrir y cerrar de ojos. Poco le ha durado. Juan no será Johanna Zott.

Cristina cabizbaja / Chance


Irene, en Camboya, compuesta y sin novio. Echará humo.