Otro Urdangarín en el banquillo. Pablo Urdangarín, el hijo mediano de la infanta Cristina, ha sido suplente, pero ha jugado algunos minutos en su segundo partido oficial en el equipo de balonmano de Nantes, en la competitiva liga francesa. Según algún testigo, la hermana del rey Felipe acompañó esta vez a su hijo, único de los sobrinos del rey Felipe que trabaja. La infanta Cristina se perdió el debut pero fuera de los focos del primer día sí estuvo en el polideportivo.
El chico, que está a punto de cumplir 19 años, juega en el segundo equipo del club. Según adelanta el diario El Mundo su salario, cuando pase del equipo B al primer equipo, será de 6 mil euros mensuales. Muchos culés se preguntan si el chico vale como para acabar en el Barça como su padre. Lo valorará quién manda deportivamente en el club francés. El entrenador del primer equipo del Nantes fue compañero de la selección española de Iñaki Urdangarín, Alberto Entrerríos. Algunos ven nepotismo en el fichaje de Borbón pero el Nantes es un equipo profesional llamado a ganar títulos. Si el chico no es bueno, a pesar de sus 1,88 metros de altura, no llegará. Ahora entrena y juega con los jóvenes del B.
Pablo es el primero por la izquierda, de los más altos del equipo y con el balonmano en las venas. Eso ha servido a Iñaki para ayudar a discapacidades en Madrid saliendo de la prisión. Al hijo le sirve para evadirse y tener un trabajo bien pagado. Explican que es el hijo que más unido estaba a su padre, que se le parece, también juega de extremo izquierdo y sigue sus pasos. Solo en el deporte, se entiende. Dos partidos dos victorias. Un amuleto monárquico para el equipo de la república francesa que juega con el morado de los republicanos.
El chico que acompañaba al padre a ver paridos, que animaba como pocos mientras el hijo mayor Juan se lo miraba aburrido. El niño que estudió en el Liceo francés y domina el idioma. Un club con 8 millones de presupuesto, casi el mismo importe que el Instituto Nóos se embolsó de las arcas públicas. De estos millones una pequeña parte, seis mil cada mes, será pronto para el primer Borbón de última generación que se gana honradamente la vida.