Juan Carlos I se ausentó el pasado mes de marzo de las regatas celebradas en Sanxenxo, una cita a la que no ha faltado nunca, y menos sin una explicación previa. Estaba todo preparado para su llegada y en el último momento se comunicó que no participaría. Sorprendió que su avión privado despegó de Abu Dabi, pero no aterrizó en España, sino en Ginebra. El marido de la reina Sofía programó una visita de urgencia a su hospital de confianza, La Tour, para someterse a una pequeña intervención, cambiarse las pilas del marcapasos. Sin anestesia general y solucionado en menos de una hora. Sin embargo, debido a su edad y a otras pruebas médicas a las que le sometieron como parte de una revisión rutinaria, se quedó varios días ingresado en observación.

El emérito tiene 87 años de edad y muchos problemas de salud, algunos que los arrastra desde hace muchos años. Hace más de una década desde que sufrió aquella aparatosa caída en Bostwana que fue el principio del fin de su reinado. Desde entonces ha sido intervenido en más de una decena de veces de rodillas y cadera sin solución. El exmonarca padece artrosis y avanza a un paso agigantado. Su pierna izquierda está totalmente inmóvil. Los tratamientos de medicina regenerativa con células madre a los que se ha sometido ya no surten ningún efecto, y podría probarse una operación, otra vez, pero a su avanzada edad ya es algo muy complicado. Los médicos no lo recomiendan porque podría quedarse en el quirófano.
Juan Carlos I podría enfrentarse a una depresión
Los médicos le han comunicado a Juan Carlos I el peor de los diagnósticos. Como era previsible se han cumplido sus peores presagios. El emérito deberá usar una silla de ruedas hasta el fin de sus días. Será una persona totalmente dependiente y necesitará cuidados las 24 horas del día. Él nunca quiso verse así, es el mayor destierro de la historia.
Ahora es el momento en que se ve más solo todavía, cuando llegan los momentos difíciles. Juan Carlos I está muy preocupado por sus últimos años de vida. Esta noticia le ha sentado como un jarro de agua fría y ni tan siquiera sale de casa. Se encierra en su habitación y no quiere comer, no hay nadie que le convenza. Los especialistas aseguran que debería visitar un psicólogo, podría enfrentarse a una severa depresión.
Felipe VI, Elena y Cristina ya se han reunido en varias ocasiones para debatir sobre el estado de salud de Juan Carlos I. Su relación no es precisamente la mejor, las infantas hacen presión para que el emérito vuelva a España, pero el monarca no lo tiene nada claro, y sus últimos movimientos tampoco ayudan.
