Las bambalinas de la Casa Real esconden personajes que despiertan curiosidad. Es la guardia pretoriana de Felipe VI y Letizia, sus empleados de confianza. Como todo en la vida, hay grados de responsabilidad, atribuciones y, muy importante: confianza. En la cúspide, solo un manojo de nombres: por ejemplo, Camilo Vilarino, designado como Jefe de Zarzuela a principios de año (para desgracia de aquel excuñado navarro que asegura haber sido amante de una reina Letizia adúltera); o más recientemente, la secretaria personal de la consorte, María Dolores Ocaña. Son las manos derechas del matrimonio real y las más visibles. Pero hay otro señor, militar de carrera, que se mueve entre las sombras y se ocupa de otro quebradero de cabeza habitual de la Casa: el comportamiento en público.
De un rey y una reina se suponen unas formas impecables, ajustadas al protocolo y a los cánones establecidos. Podemos debatir si son más o menos casposos, pero acabaríamos juzgando también la propia Corona, y quizás alguien no tiene demasiado interés en abrir este melón. Por lo tanto, toca hacer lo que hay que hacer. Lo que dicta el manual de corrección real. Uno que, a menudo, los monarcas se acaban pasando por donde no toca el sol. También las niñas Leonor y Sofía. Los errores, chapuzas, olvidos o distracciones son una constante. Y alguien tiene que arreglarlo y poner orden. Incluso de manera expeditiva. Este es nuestro hombre, Curro.
El tal Curro, que en realidad responde al nombre de Bernardo Francisco de Lizaur Cuesta, tiene 61 años, es de Sevilla y tiene una larga trayectoria como militar de carrera, aparte de haber desarrollado tareas de manera intermitente para la Casa Real. La última, la de director de Audiencias y Actos de la Zarzuela. En el año 2021 Felipe VI le ofreció el ascenso definitivo, convirtiéndolo en Jefe de Protocolo. Tiene trabajo a espuertas, quizás por eso se ha dejado eso de "Curro". De él dependen todas las apariciones públicas de los monarcas, en el Estado español o en cualquier punto del planeta. No siempre tiene éxito: que si falta una copa para el brindis, que si Letizia se adelanta al resto, que si dejan Felipe de lado... Hace unos días, durante la celebración de la Eurocopa de la selección española masculina de fútbol, llamó al orden al rey y sus hijas, para que se colocaran correctamente. También en Lloret de Mar. No da abasto.
Curro tiene un sueldo bastante goloso, prácticamente 120.000€ anuales, pero el debate es si compensa o no. Porque las pifias se acaban convirtiendo en nuevos ridículos para la imagen de la monarquía, y claro, como los Borbones son tan aplicados, pues... imaginen el panorama. Cada día es una aventura. La próxima vez que los reyes la líen, no los miren a ellos: busquen a Bernardo y lo verán desesperado, dando instrucciones militares a la tropa alborotada. ¡Fir-mes! ¡Ar!