De los muchos enemigos que tiene la monarquía española, los más peligrosos son la memoria y la hemeroteca. La omertà imperante les ha mantenido a salvo durante décadas por razones obvias, pero cada día que pasa soportan peor el ejercicio de mirar atrás y redescubrir su maquiavélica, oscura y corrupta historia. Y no, no es que las revelaciones de hoy en día sean nuevas, ni mucho menos. Tampoco que no se hayan explicado nunca. Todo lo contrario: ha habido periodistas valientes que han osado explicarlas, pero han sufrido el descrédito y el acoso de los aparatos del régimen. Ahora, sin embargo, con la oleada de indignación que acosa la Zarzuela, la presión es bien diferente, y los "súbditos" incorregibles se expresan con claridad y contundencia. Uno de ellos, David Fernández, que firma un texto interesantísimo: "Retrospectivas de un hundimiento: de bribones, comisiones y borbones".
Fernández, exdiputado de la CUP y periodista de raza, formó parte de la redacción de Ardi Beltza, revista abertzale vasca con Pepe Rei al frente, y que fue clausurada por Baltasar Garzón. Aquella editorial se atrevió a publicar un libro demoledor con la monarquía: "Un Rey golpe a golpe", biografia no autorizada de Juan Carlos I y que lo hundía sin miramientos. El catalán ha vivido en primera línea el miedo y la ira borbónica contra los que descubrían sus secretos, y ahora, 20 años después, disfruta con el merecido ajuste de cuentas. El artículo repasa brutalmente la Corona, y explica anécdotas muy jugosas. Por ejemplo, de cómo silbaron a Juanito y al himno español durante el ensayo de los Juegos Olímpicos del 92, hecho por el cual durante la inauguración oficial sonó Els Segadors, ahorrándose un disgusto planetario. Otra, de cariz más personal: Fernández, con 23 años, trabajaba sirviendo el bufet de desayuno del Hotel Plaza. Cuando la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín se casaron, en octubre del 97, el presentador Ernesto Sáenz de Buruaga hacía los directos de TVE desde aquel establecimiento. David, activista de cuajo pero un sencillo trabajador en aquella época, recibió una llamada telefónica de su jefe: "no vengas a trabajar". Tiempo después, le explicaron la razón: una visita policial preventiva hizo que el catalán se quedara, forzosamente, en su casa.
El texto es imprescindible, con todo tipo de detalles y sin olvidar, evidentemente, al heredero Felipe. Fernández, siempre necesario.