La figura de Letizia Ortiz, actualmente reina consorte de España, ha sido objeto de numerosas especulaciones y controversias desde su llegada a la familia real. Y entre ellas, figuran las revelaciones de su primo, David Rocasolano, que desvelan un secreto que ha permanecido en silencio durante más de 20 años. En su libro Adiós, princesa, Rocasolano destapó un engaño relacionado con el pasado de Letizia, que involucra su relación con la Iglesia Católica y un aborto oculto, el cual casi arruina su boda con el entonces príncipe Felipe.
Según el testimonio de Rocasolano, Letizia tomó una decisión personal trascendental antes de conocer a Felipe VI: se sometió a un aborto en la Clínica Dator de Madrid. Este hecho, que fue cuidadosamente ocultado por la pareja real, fue fundamental para proteger la imagen de Letizia y evitar un enfrentamiento con la Iglesia, que, como se sabe, considera el aborto un acto de extrema gravedad moral. De haberse conocido esta situación, el matrimonio de Letizia y Felipe habría sido prácticamente imposible, ya que tanto la Iglesia como la reina Sofía habrían rechazado la unión, dado el impacto negativo que habría tenido un escándalo de esta magnitud.
La reina Letizia ocultó un aborto para poder casarse con el rey Felipe VI
La estrategia de ocultar el aborto no fue el único recurso utilizado por la monarquía para proteger su imagen. Según diversas fuentes, Letizia también fingió una conversión al catolicismo para cumplir con las estrictas exigencias religiosas que la boda requería. Este gesto, que al principio fue percibido como un acto genuino de fe, fue más bien una maniobra calculada para asegurarse de que su unión con Felipe no fuera rechazada por la Iglesia ni por los sectores más conservadores de la sociedad española. Este acto de aparente devoción religiosa ha sido ampliamente criticado, pues muchos lo consideran una farsa que compromete la credibilidad de la reina y su sinceridad ante la Iglesia.
En la casa real, silencio absoluto
A pesar de la gravedad de la situación, la casa real ha logrado mantener, hasta el momento, la apariencia de estabilidad y unidad. La gestión meticulosa de la información y la ocultación de los detalles más incómodos han permitido que la boda de Letizia y Felipe siga siendo vista como un cuento de hadas para muchos. No obstante, esta nueva revelación deja en el aire la autenticidad de la imagen de la reina, poniendo en duda su compromiso con los valores que representa y su relación con la Iglesia, que durante años fue cuidadosamente diseñada para garantizar su aceptación.