La vida sentimental del jefe del Estado es de interés general porque el cargo es hereditario y porque los privilegios judiciales, de protección, de seguridad, de salario público, se extienden a su familia. Felipe no es un político como Pedro Sánchez, es el rey y el jefe de la Familia Real. Su mujer cobra un sueldo de los Presupuestos del Estado, como también su madre. Felipe, Letizia y la reina Sofía son altos funcionarios vitalicios. Y la Casa Real no cuesta 8 millones de euros de presupuesto sino unos 570 millones sumando el coste de todo, mantenimiento de escoltas, palacios, viajes oficiales, ministerios que prestan servicios, etc. Por eso la naturaleza de su matrimonio es de interés público, porque cuesta dinero y porque Letizia no es Begoña Gómez, la mujer de Sánchez. Cobra mucho dinero por ser la mujer de Felipe. ETB, la TV vasca, hizo público que Letizia acumula un patrimonio de 8 millones de euros. Una fortuna misteriosa. En plena crisis matrimonial, un libro destapa el auténtico pacto al que han llegado Letizia y Felipe desde hace 10 años, son matrimonio puertas afuera pero hacen vidas separadas. Divorciados no, separados sí.
Escribe Joaquín Abad en su biografía de la reina: "En 2013 Felipe descubrió los engaños de su esposa y marcó el comienzo del declive de su matrimonio. Después de superar las idas y venidas de su consorte, decidieron separarse, aunque no se divorciaron. La Casa Real recomendó mantener una apariencia de normalidad ante la opinión pública, mientras cada uno llevaba su propia vida en privado. Siguieron el ejemplo de los eméritos Juan Carlos I y Sofía. En un intento por restaurar su matrimonio y relaciones íntimas, decidieron asistir a terapia. Sin embargo, la distancia y el daño entre ellos ya era demasiado grande. A lo largo del tiempo, han experimentado momentos mejores y peores, con mayor o menor cercanía, pero nunca han logrado recuperar la conexión que tenían antes de casarse o durante los primeros años de matrimonio. Ahora, con la revelación del escándalo al público, su matrimonio ha llegado a su fin definitivamente. Hace mucho tiempo que sus relaciones quedaron sepultadas. Aunque comparten el mismo techo, llevan vidas separadas. Han dejado de convivir como pareja, pero continúan residiendo en el Pabellón del Príncipe". En el mismo palacio en diferentes alas.
Lo que perfeccionaron los eméritos, simular un matrimonio inexistente, lo están repitiendo de manera ridícula los actuales. La Historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa: "Los reyes viven en el pabellón del príncipe, pero duermen en habitaciones separadas. Solo aparentarían normalidad cuando están en casa las hijas. Zarzuela también ha habilitado otra zona para que Felipe pueda comer y cenar tranquilo. Tampoco se sientan en la misma mesa. Simplemente mantienen las formas porque un divorcio en la corona estaría muy mal visto. Seguirían los pasos de Juan Carlos y Sofía y habrían cesado la convivencia. Algunos de los motivos que podrían estar ocultos detrás de esta supuesta infidelidad ahora salen a la luz. Resulta que Letizia nunca estuvo enamorada de su esposo, sino que fue impulsada por la ambición. Felipe y Letizia nunca tuvieron una buena relación en el ámbito íntimo, tanto es así que desde el comienzo de su relación dormían en habitaciones separadas". Donde tendría que haber amor y respeto solo hay intereses. Felipe y Letizia, S. A.