El discurso de la Nochebuena del rey Felipe pareció más bien un dejá vu que unas palabras que se correspondieran con el año que hemos vivido y con la particular situación que se vive en Catalunya. Un Felipe encasillado en su anacronismo felicitaba las fiestas a los españoles sin ninguna novedad en su ademán, inflexible al proceso independentista catalán y advirtiendo, con un tono severo, sobre la necesidad de "defender" la convivencia y "respetar" la Constitución, a la cual se refiere como una "realidad viva". Quizás su Constitución es una realidad viva. Pero su realidad es inexistente.

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"Se requiere que cuidemos y reforzamos los profundos vínculos que nos unen y siempre nos tienen que unir a todos los españoles, incompatible con el rencor y el resentimiento". Salvando distancias, quizás sus depiladas cejas, tal y como se ha fijado la red, el discurso no ha indignado a los catalanes, básicamente porque ya se lo esperaban y le han girado la espalda. Y de qué manera. Su discurso, en España, consiguió un 70,6% de cuota de pantalla sumando todas las cadenas que lo emitían, que eran prácticamente todas. A pesar de la cifra, el número de espectadores que lo vieron -o que lo tenían puesto en silencio mientras chupaban cabezas de gamba- fue inferior a la cifra de espectadores del año pasado o al primer discurso que hizo Feliep como rey, el año 2014.

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En Catalunya y el País Vasco, sin embargo, no le han comprado sus palabras. Ya lo avisaba el presentador del TN Vespre, Toni Cruanyes, que enseñaba una curiosa foto de todas las teles enseñando a un señor con barba. También TV3, pero era otra barba y otro señor el que salía, él mismo.

En Catalunya y el País Vasco, la cifra no superó el 48% en ninguna de las dos comunidades, muy por debajo del 70% del resto de España. La cadena que registró una audiencia mayor con el discurso de Borbón fue TVE, con un 20% de cuota, seguida por Antena 3 y Telecinco. Con respecto a las autonómicas más monárquicas, este "honor" fue para el Canal Sur, donde el efecto de las pasadas elecciones ha continuado y la televisión gallega, seguidas por Telemadrid. Quizás hubiera tenido más éxito alguno de los memes del discurso que han llenado la red:

Felipe VI continúa inmóvil y con una evidente falta de empatía con Catalunya. Una Catalunya que en un 80% considera que la monarquía no la representa y un Parlament que ha pedido su abolición. Ahora hay que añadir este nuevo dato: el rechazo -a pesar del despliegue masivo- a ver al rey en la tele la noche del 24 de diciembre.