Jaime Peñafiel no se traga la nueva versión de los reyes eméritos, felices como perdices en el tenis, el funeral de Rubalcaba o el del Gran Duque de Luxemburgo. Celebrar 57 años casados no comporta una segunda luna de miel, sabiendo cómo las gasta Juan Carlos. Sofía ha vuelto a viajar sola a Suecia a un congreso sobre demencia. En Estocolmo vemos que la cara de la reina Sofía es el doble que la de sus compañeras:
En la columna de Peñafiel del digital republica.com titulada ¿Se están reconciliando Juan Carlos y Sofía? escribe que los eméritos se llevan mejor y la razón es simple: están unidos por el odio a Letizia. Desde la guerra de reinas de Palma la Pascua de 2018, la humillación pública de Letizia a Sofía ha obrado el milagro. Y Peñafiel pone voz a aquel ignominioso incidente y las conversaciones entre los reyes aquel domingo de Resurrección:
Los hechos fueron así, según escribe Peñafiel: "Hubo actitud violenta, de público desprecio a su suegra. Primero empezó a la entrada de la catedral cuando desoyó los ruegos de Felipe pidiéndole esperara a sus padres que la seguían con pasos mas lentos, dadas las dificultades del Rey para andar.“¡Letizia, por favor!” Se le oyó suplicar. Pero no cambió de actitud y pasó de largo. Juan Carlos al ver cómo su hijo Felipe, acobardado por la violencia de Letizia a las puertas de la catedral, no hacia nada, le gritó “¡Esto no se puede tolerar!¡ Hay que hablar!…” El pobre solo se atrevió a decirle a su padre: “¡No es el momento!”.
Letizia loca, Felipe calzonazos, Sofía víctima, Juan Carlos enfadado y las niñas pensando qué martirio. La conversación indignada del padre viendo el papelón del hijo explica por qué este año el rey Juan Carlos ha dicho ya me habéis visto suficiente en Palma. Peñafiel acierta, una vez más.