Ahora que no se habla de otra cosa que no sea la relación de Juan Carlos con su amante más famosa, Bárbara Rey, con todos los audios, fotos y conversaciones entre el Borbón y la vedette, son muchos los que recuerdan que ella no fue la única, todo y que sí la más notoria. De amantes que han pasado por los brazos del monarca hay para parar un tren. Una lista interminable de un hombre insaciable que siempre se ha creído con el derecho de hacer lo que le saliera del moño, sin rendir cuentas a nadie y que todos los palmeros le rieran las gracias o le dieran golpecitos en la espalda.
Una actitud infame, tratándose de alguien que iba dando lecciones y que, no lo olvidemos, era el rey de España. ¿Valores? Los que tengo aquí colgados debe pensar. No ha sido nunca ejemplo de buena conducta, todo lo contrario, y siempre se ha mostrado como alguien que se creía que podía conseguir estar con cualquier mujer que se le pusiera entre ceja y ceja, privada o públicamente. Y en este sentido, uno de los encuentros más sonados, que siempre ha estado alrededor el misterio de si se consumó o no, fue el que vivió con la princesa del pueblo. No Belén Esteban, sino la original, Lady Di.
Diana Spencer y su marido Carlos de Inglaterra, cogían a menudo el avión con sus hijos e iban a Marivent, a Palma, para pasar unos días con Juan Carlos y su familia. Salían a navegar, hacían comidas y paseos y se decían intimidades. Sobre todo, por parte del Borbón hacia la inglesa, un Juan Carlos a quien le lamía un pie que al lado de Lady Di hubiera su marido, y que él también tuviera al lado a su mujer. La revista Lecturas habla de "Las noches de amor de Diana de Gales y el rey Juan Carlos". Recogen el que día una experta en casas reales sobre Lady Di: “Flirteó con Juan Carlos, pero inocentemente, como haría cualquier mujer. ¿Cómo no iba a hacerlo, si Carlos era como un cascote de hielo?”. Un Carlos que a menudo se largaba hacia Inglaterra y dejaba sola a Diana en Palma con Juan Carlos y familia, que "aprovechaba para tomar el sol, salir a navegar y departir con el monarca. Una relación que se iba intensificando".
Diana le explicó a su guardaespaldas que “Es un mujeriego. Sé que es absurdo, pero estoy segura de que le gusto. Ha coqueteado, incluso delante de la reina. Es un sobón”. ¿Culminó la cosa? ¿Se quedó en un flirteo? Poco a poco se han ido dando más detalles, por ejemplo, en el libro 'Juan Carlos I: el rey de las 5000 amantes', donde Juan Carlos presumía ante amigos y militares de sus conquistas: "El monarca confesó sus encuentros amorosos con la princesa de Gales durante los veranos en Marivent. Carlos se marchaba molesto por la supuesta actitud de su mujer delante del rey de España". Una especulación que tiempo después tomó vuelo cuando una escritora, en un libro sobre los Windsor, reveló que el monarca español envió 45.000 dólares a Diana cuando le quisieron hacer chantaje con unas cámaras en el gimnasio y "esta, apurada y sin saber qué hacer, recurrió a una persona de su total confianza para pedirle el dinero. Fue el rey Juan Carlos, según esta autora. Se trataría de una prueba de que la relación de Diana y Juan Carlos estuvo latente en el tiempo. Fue cercana y cómplice".
Hubieran tenido lo que hubieran tenido, "tanto Diana como Juan Carlos tenían, a su vez, sus propias historias".