En la memoria perduran las imágenes de Paloma Rocasolano deleitándose en las playas de Benidorm, luciendo una silueta impresionante en traje de baño. Antaño, esta enfermera jubilada era una presencia habitual en la ciudad de los rascacielos, donde solía pasar todos los veranos en compañía de sus padres y, en tiempos pasados, con sus hijas. La matriarca de la familia Ortiz Rocasolano destacaba por su laboriosidad y humildad, como cualquier otra persona común. Madrugaba para asegurarse un buen lugar en la playa, llevando consigo una nevera repleta de bebidas y aperitivos, así como una sombrilla para protegerse del sol. Pasaba el día entero allí, como si tuviera un acceso ilimitado, acompañada solamente por una silla plegable.
Los Ortiz Rocasolano estaban en la ruina hasta que apareció Felipe en sus vidas
Las rutinas de Paloma Rocasolano experimentaron un cambio significativo cuando se hizo pública la relación de su hija Letizia con Felipe. Aunque siempre había sido consciente de la ambición y el potencial éxito profesional de su hija, nunca imaginó que terminaría enamorándose del futuro rey de España y ascendiendo al trono como la reina del país. En la actualidad, Letizia ostenta el título de la mujer más poderosa de España. A pesar de sentir un inmenso orgullo por ello, Paloma también ha sabido sacar provecho de la situación. Como madre de la reina de España, ha experimentado ciertos beneficios en diferentes aspectos de su vida. Aunque prefiera mantener un perfil bajo y no aparezca frecuentemente en los medios de comunicación, disfruta siendo reconocida en los mejores restaurantes y tiendas exclusivas, especialmente aquellas dedicadas a cosméticos y moda.
Gracias a Letizia, los Ortiz Rocasolano han experimentado una transformación económica notable, pasando de ser una familia modesta a la más poderosa de España. Aunque todos trabajaban anteriormente, ahora ya no es necesario; la reina se asegura de que no les falte absolutamente nada, especialmente a sus padres, que ya están jubilados. Paloma trabajaba como enfermera y Jesús como periodista, al igual que ella. Antes vivían en una modesta casa en Asturias, y el cambio a Madrid tampoco fue mucho mejor. Tras el divorcio de Paloma y Jesús, la enfermera se trasladó a una buhardilla de apenas 37 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad. Telma Ortiz residía en Barcelona y también enfrentaba dificultades económicas. Todos vivían endeudados, como cualquier español medio. Incluso Letizia tenía varios préstamos hipotecarios, y Erika no disponía de un solo euro. Letizia vió la oportundiad en Felipe para hacerse de oro. Aunque realmente no le quería, ni tan siquiera era su tipo de hombre, era una mujer muy ambiciosa. Iba a convertirse en la mujer más poderosa de España.