La soledad de la reina. Este es el título del libro más vendido de Pilar Eyre, 300 mil ejemplares de aquella época, en el 2011. Se destapaba la cruda realidad de la reina Sofía que ahora todo el mundo ya sabe: cornuda, consentidora y clasista. Si la cronista real catalana se decide a publicar la biografía de Letizia la puede titular igual, porque este 2024 es el año de la soledad de la reina. La han dejado caer. Este lunes 19 de febrero toma posesión el nuevo jefe de Zarzuela, Camilo Villarino, que viene con ideas renovadas. La primera ya se ha ejecutado, en el sentido literal de la palabra ejecutar: presiones al diario El Mundo para despedir a Peñafiel. "Órdenes de arriba" le dijeron. De muy "arriba". Es una muestra que la crisis reputacional que está hundiendo a Zarzuela pasará a gestionarse de manera más expeditiva. Otra novedad es aconsejar a Felipe que marque distancias en público con Letizia, ni un gesto ni una palabra de complicidad con su todavía mujer, dando comba a los biógrafos que publican que el matrimonio es una farsa y que han pactado hacer vidas separadas. Tan separadas que Felipe se ha marchado dos de los tres fines de semana de febrero lejos de Letizia, a Soria y Baquira con amigos. Y siempre con alguna foto que lo muestre disfrutando del tiempo libre sin Letizia. Quien no quiera leer las señales es que no encontraría agua en el mar.
Quedan más pruebas irrefutables que Letizia se considera amortizada por la monarquía: la revista Hola, la Biblia de Zarzuela, no ha mostrado en portada nunca más a Letizia desde el escándalo Del Burgo que estalló el 3 de diciembre. Son casi tres meses ocultando a Letizia. Hasta Del Burgo, Letizia era como la grapa del lomo de la revista: estaba siempre. Desde que se sabe que ponía los cuernos a Felipe todas las portadas de Hola son parar Leonor, para la muy insulsa Irene Urdangarin o para la célebre foto de Juan Carlos celebrando 86 años cortando con una espada el escudo real. En el último acto del matrimonio, miércoles en Barcelona con el rey, el presidente y el ministro en l'Hospitalet para inaugurar la segunda Torre Puig, La Vanguardia relegó a Letizia a las páginas de chismorreo y vestiditos. Salía más Núria Marín que la reina. Los medios monárquicos la han dejado sola en pleno escándalo de adulterio. Y queda otro detalle. Una prueba que Zarzuela orquesta el final de Letizia.
La prueba es la agenda oficial que Zarzuela le está diseñando a la reina, parece preparada por su peor enemigo. La actividad pública de Letizia se puede resumir en una palabra: ínfima. Letizia no sale de casa, tiene uno o dos actos oficiales por semana y el resto del tiempo, desaparecida. La semana que empezamos aparecerá más su suegra la emérita. Sofía a los 85 años presidirá un acto oficial el lunes en Alcorcón. Letizia va a Salamanca el martes, sola, donde visitará dos edificios para dos actos y así parecer que hace más cosas. En una semana solo saldrá un día de casa, tantas veces como su suegra a la que quiere enterrar. Letizia es vaga, o tiene miedo, o la están apartando a codazos. Zarzuela está harta, considera a Letizia amortizada y le está haciendo la cama.
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