Pilar Eyre siempre lo explica primero. Casa Real se ha pasado años desmintiendo a la cronista catalana más locuaz cuando informaba sobre la farsa del matrimonio de Juan Carlos y Sofía y este lunes es portada del diario de papel más leído de España, El País: 'Cuando Corina Larsen quiso ser reina'. El artículo anuncia que Juan Carlos se quiso divorciar de Sofía y hacer de Corinna su segunda esposa. Todo eso ya lo ha explicado antes Eyre. Pero cuando lo publica El País es que Zarzuela da el visto bueno para hacerlo oficial.
El artículo oficializa detalles del rey que dificultan su retorno a España por cómo llevó el adulterio:"Corinna presionaba a Juan Carlos para que rompiera su matrimonio con la reina Sofía y formalizaran su relación. El rey estaba totalmente entregado a Corinna y hacía planes para pasar el resto de su vida con ella. Los 65 millones de euros que le transfirió en 2012 (procedentes del dinero que había recibido del rey saudí) no serían así un generoso “regalo de gratitud”, como ella dijo, sino un traspaso dentro de la pareja para sufragar su futura convivencia, aunque se negara a devolvérselos cuando rompieron". 65 M para vivir de casados que ella se negó a devolver "Santa Rita Rita, lo que se da no se quita."
El diario sigue informando sobre un secreto que Pilar Eyre ha había publicado: el divorcio del jefe del Estado: "El rey llegó a consultar con un despacho de abogados especializado en divorcios la posibilidad de poner fin a su matrimonio de más de 40 años. Incluso si el Rey renunciaba a que Corinna fuese reina consorte para casarse con ella el divorcio sería un terremoto. Por eso se encendieron las alarmas en el Gobierno (en el último de Zapatero y el primero de Rajoy) y la relación de Juan Carlos con la exprincesa alemana empezó a considerarse una “cuestión de Estado”.
El diario da fe que la relación extramatrimonial se prolongó 2 años más después del accidente en Botsuana cuando la opinión pública conoció a Corinna. Y revela un detalle: el famoso día de la Pascua Militar de 2014 cuando el rey tuvo problemas para leer un discurso, no era por salud, era resaca: "A la falta de descanso, pues el rey había pasado el día anterior, su cumpleaños, con Corinna en Londres y apenas había podido dormir". Detalles escabrosos que solo persiguen hundir la imagen de Juan Carlos para salvar la de su hijo Felipe.