La princesa Leonor se enfrenta a uno de los desafíos más exigentes de su formación militar. Tras completar con éxito su primer año en el Ejército de Tierra, ahora se encuentra inmersa en su segundo año con la Armada, una etapa clave en su preparación para convertirse en Jefa de Estado. Dentro de este proceso, la princesa participa en la tradicional travesía a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, donde recorrerá más de 17.000 millas náuticas durante seis meses, visitando hasta ocho países.
Si su agenda institucional no lo impide, la princesa permanecerá en la embarcación hasta finales de junio, cuando regrese a España. Sus compañeros, en cambio, continuarán la travesía hasta finales de julio.
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El viaje de la princesa Leonor no está siendo nada idílico
El viaje comenzó el pasado 11 de enero desde Cádiz, y tras hacer dos escalas en las Islas Canarias, la embarcación puso rumbo a Brasil, donde tiene previsto atracar este viernes. Sin embargo, la travesía no ha sido nada sencilla para la heredera al trono. Desde los primeros días, Leonor ha tenido que adaptarse a las estrictas rutinas del buque, cumpliendo con las mismas obligaciones que el resto de sus 75 compañeros. Pero fue durante la madrugada del martes al miércoles cuando la situación se complicó.
Según fuentes cercanas, la princesa comenzó a sentirse indispuesta, sufriendo un fuerte malestar que obligó a la tripulación a tomar medidas inmediatas. Ante la preocupación por su estado de salud, se decidió confinarla en su camarote hasta que mostrara signos de mejoría. Durante estos días, la princesa ha permanecido bajo supervisión médica, aislada del resto de la tripulación y sin poder participar en las actividades habituales del barco.
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Una etapa especialmente dura
Este no ha sido el único percance de salud que ha afectado a la princesa en su viaje. Desde los primeros días de navegación, Leonor ha tenido que lidiar con el cansancio, el estrés y las exigencias físicas propias de la vida a bordo de un buque militar.
Además, varios expertos han apuntado que Leonor ha padecido el conocido "mal de tierra", un síndrome que suele afectar a marineros y navegantes tras pasar un tiempo prolongado en el mar. Según el médico de familia David Sánchez Guzmán, consultado por la revista Lecturas, este trastorno se manifiesta cuando el cuerpo se ha acostumbrado al balanceo del barco y, al pisar tierra firme, se experimenta una sensación de mareo constante. Este fenómeno se debe a una inadaptación del órgano del equilibrio, afectando principalmente a personas sin experiencia previa en largas travesías. A pesar de estos desafíos, su compromiso con la formación militar sigue firme, demostrando su determinación por superar cada obstáculo.