El buque Juan Sebastián Elcano, donde la princesa Leonor realiza su travesía, se presenta como una escuela de disciplina y sacrificio, destinada a formar a futuros oficiales. Sin embargo, para la princesa, las reglas son diferentes. A pesar de los esfuerzos de la Casa Real por proyectar una imagen de igualdad y esfuerzo, las condiciones para ella son mucho más benévolas. Gracias a su estatus, las condiciones están adaptadas a su estatus real, permitiéndole una experiencia a medida.

La formación militar de Leonor, heredera al trono, sigue siendo un tema de gran interés público. A pesar de que su presencia en el Juan Sebastián Elcano se presenta como parte de un proceso de igualdad y disciplina militar, lo cierto es que hay ciertos aspectos que no se mencionan abiertamente, pero que afectan considerablemente su desarrollo. Mientras se enmarca en una travesía de 17.000 millas por el océano, a pesar de las intenciones de mostrarse como una más, su camino está marcado por privilegios que la colocan en una posición privilegiada frente a sus compañeros.

Leonor en el Juan Sebastián Elcano

Una formación especial para la heredera

Uno de los cambios más notorios es la reducción de su programa de formación a tres años, en lugar de los cuatro años que deben cumplir el resto de los cadetes. Esto le otorga una ventaja competitiva sin necesidad de demostrar un esfuerzo excepcional ni en el ámbito académico ni físico.

A pesar de lo que se ha dicho públicamente, la diferencia de trato es evidente en varios aspectos. Leonor ocupa un lugar preeminente en todas las actividades significativas del curso. Este tipo de situaciones, diseñadas para resaltar su estatus especial, confirman de que su ascenso dentro de la academia no está determinado por su esfuerzo o rendimiento, sino por su condición hereditaria.

Pase lo que pase, será la primera de la promoción

La disciplina militar impone un código de esfuerzo y competencia, pero, al parecer, para Leonor ese código no se aplica. En lo que respecta a su rendimiento físico, circulan rumores sobre su dificultad para cumplir con las pruebas físicas. Sin embargo, los detalles apuntan a que estas deficiencias no impactan su progreso, pues en realidad, Leonor no está sujeta a los mismos estándares que sus compañeros.

Leonor

El ambiente dentro del Juan Sebastián Elcano está lleno de tensión. Mientras muchos cadetes se esfuerzan al máximo para cumplir con los estrictos estándares de la formación, Leonor disfruta de una situación de privilegio que está lejos de pasar desapercibida. Sin embargo, la presión para no cuestionar esta disparidad es altísima. El miedo a las represalias por parte de la Casa Real y la intimidación de los superiores militares han llevado a muchos a guardar silencio.

A pesar de todo, los favoritismos que rodean a la heredera son un secreto a voces. Los comentarios privados entre los cadetes no dejan lugar a dudas sobre el trato diferenciado que recibe, algo que refuerza la percepción de que el sistema está diseñado para asegurar su éxito, sin importar los méritos reales.