El buque escuela Juan Sebastián Elcano avanza en su travesía, y con él, la princesa Leonor continúa enfrentando las dificultades propias de la vida en alta mar. Han pasado dos meses desde que se embarcó en Cádiz como parte de su formación militar, un periodo que ha puesto a prueba su resistencia física y mental. Sin embargo, su adaptación no ha sido sencilla, y en la Casa Real comienzan a plantearse opciones para aliviar su situación.

Uno de los mayores obstáculos que ha encontrado la heredera es la cinetosis, un trastorno que provoca mareos, náuseas y vómitos de forma recurrente. A pesar de los esfuerzos por acostumbrarse a la navegación, los síntomas han persistido, afectando no solo su rendimiento en las tareas del barco, sino también su bienestar general. En varias ocasiones, este malestar ha derivado en pequeñas caídas y moratones, lo que ha obligado a la tripulación a prestarle especial atención.

Leonor buque escuela
Leonor en el buque escuela

Elcano se acerca a la parte más crítica del viaje

Tras hacer escala en Uruguay, el Elcano ha puesto rumbo a Chile, donde tiene programadas paradas en Punta Arenas y Valparaíso en las próximas semanas. Pero antes de llegar, la embarcación deberá atravesar el cabo de Hornos, un tramo que históricamente ha sido un desafío para los marinos más experimentados. Allí, las fuertes corrientes, tormentas inesperadas y un mar embravecido suponen un riesgo añadido para los tripulantes, lo que ha encendido las alarmas en Zarzuela.

Ante esta situación, se está considerando una alternativa: desembarcar a la princesa antes de alcanzar el cabo de Hornos y permitirle reincorporarse más adelante, cuando el barco haya superado esta parte crítica del viaje. Esta solución evitaría que Leonor se exponga a un tramo especialmente exigente, minimizando el impacto de su mareo crónico y garantizando que pueda continuar con su instrucción sin poner en riesgo su salud.

Elionor en el Juan Sebastián Elcano
Leonor en el Juan Sebastián Elcano

Se plantean desembarcar a Leonor temporalmente

La medida, en caso de ejecutarse, se llevaría a cabo con total discreción. Solo un grupo reducido de oficiales y tripulantes estarían al tanto, asegurando que la decisión pase desapercibida para el resto de la tripulación y la opinión pública. La princesa podría reunirse nuevamente con sus compañeros una vez que el buque llegue a aguas más tranquilas, sin que su salida temporal suponga un cambio drástico en el curso de su formación.

Por ahora, la decisión sigue en el aire y dependerá de cómo evolucione su estado en las próximas horas. La travesía por el cabo de Hornos sigue en el horizonte y, si los síntomas de Leonor no mejoran, todo apunta a que la Casa Real optará por una solución más prudente. La prioridad para que pueda ‘completar’ su preparación sin que su salud se vea comprometida.