Tristeza en el minúsculo mundo de las futuras reinas y reyes de las monarquías europeas. Universo tierno, en el sentido de la juventud de sus miembros, quiénes van descubriendo los placeres de la vida y sus privilegios, pero también el sabor amargo de la decepción, inherente a la propia existencia humana. Y pocas cosas hacen más daño que el amor cuando tienes en torno a los 20 años. 22 tiene la futura reina de Bélgica, Elisabeth. La primogénita de Felipe y Matilde ha sido noticia estos días porque se le adjudicaba una relación sentimental ilusionante. Le ha durado poco, y la manera de cortar ha sido contundente. La familia del presunto novio ha desmentido la relación, rechazando cualquier historia íntima entre la royal y el británico Nicholas Odd, compañero en la Universidad de Oxford.
La noticia la daba el canal oficial habitual de las monarquías, la revista '¡Hola!', basándose en informaciones de la prensa belga. El relato sobre la proximidad entre los tortolitos está lleno de detalles: "Elisabeth comenzó en octubre de 2021 un grado de Historia y Política. Les une una pasión ya que él también se está formando en esa misma materia sobre la evolución de la Humanidad. Coincidieron en el mismo grupo de estudio y se llevaron bien enseguida. Luego escribieron juntos varios ensayos, trabajaron en los mismos proyectos y, desde entonces, no se separan el uno del otro. Empezó siendo una bonita amistad, para después pasar ya a una siguiente fase de relación más íntima y de pareja". Incluso aportaban fotos.
El inglés, al que algunos comparaban con el chaval por quien suspira Leonor de España, ha sido una supernova mediática. O eso pretende su círculo, desmintiendo y alejándose de cualquier implicación más allá de la académica entre Elisabeth y Nicholas. El familiar entró en directo por teléfono en el programa sensacionalista 'Manchester Evening News', y fue así de rotundo: "No, eso es falso. Sencillamente, van a la misma universidad y estudian juntos, como los otros amigos del grupo. No haré más comentarios al respecto". Unas declaraciones, hechas sin dar la cara, que han revolucionado el panorama rosa en Bélgica, aparte de suponer una jarra de agua fría sentimental importante. La chica no encuentra pareja. Pobre.
Por otra parte, sin embargo, descartar a Odd no es una mala opción. Porque en Bélgica había empezado un debate sobre el origen no aristócrata del tipo, criado en Rochdale, al lado de Manchester. Es de familia bien, pero no es VIP. Parece que eso escuece: 'Vanitatis' informa de "motivos de discusión. Los miembros de la familia real belga tradicionalmente buscan y encuentran a sus compañeros de vida entre la aristocracia. Una relación con un plebeyo no es común en la familia real belga. Si Elisabeth quiere casarse, siempre debe pedir autorización al Gobierno. La Seguridad del Estado también examinará previamente a su pareja. Si incumple esta regla, pierde su derecho al trono". ¿Compensa o no compensa la soltería? Definitivamente, a ella sí.