Leonor, princesa de España y futura reina, no aguanta la comparación con sus homólogas europeas. Tiene un handicap insuperable, la sangre Borbón. Esta saga nunca ha sido ejemplar, pero desde que Juan Carlos fuera ungido por el dictador fascista Francisco Franco, la deriva es todavía más lacerante. La joven de 18 años ha sido forzada a continuar los pasos de su padre Felipe VI, quien había sido modelado al gusto de su padre. La princesa no empezará estudios universitarios hasta que acabe su mili forzosa y fake de 3 años en las academias del tierra, mar y aire de las fuerzas armadas. Por lo tanto, hasta que no esté a punto de cumplir los 21, ni libros, ni apuntes, ni títulos ni conocimientos. En línea con el resto de primos, ni más ni menos.
El día que llegue, o no, esta incorporación a aulas y facultades, lo más seguro es que también replique el ejemplo que ha recibido en casa. El título que cuelga en el despacho de papá, el de Licenciado en Derecho por la Autónoma de Madrid, es su guía. La idea de convertirse en periodista, como mamá, parece una quimera, especialmente en estos momentos de convulsión intrafamiliar más que evidente. Por lo tanto, Leonor será una mujer de leyes. Pero algo nos hace pensar que la suya será una etapa universitaria de cara a la galería, sin mucho fundamento. Todo lo contrario al ejemplo que acabamos de saber gracias a la prensa internacional: el caso de la heredera en el trono de Bélgica, Elisabeth.
La hija de Felipe y Matilde tiene 22 años, y compartía hasta hace poco una semblanza con la española: las dos tenían un novio en Inglaterra. Leonor de su época en Gales, mientras que Elisabeth lo conoció en el prestigioso Lincoln College de Oxford, donde estudia un grado en Historia y Política. Hablamos de Nicholas Odd, de 20 años, con quien mantenía una amistad especial que algunas fuentes señalaban como intimísima. La belga sufrió un enorme batacazo cuando la familia del británico rechazó cualquier vínculo con la royal. Pues bien, él se lo pierde. Porque ella tiene un futuro brillante, y no solo por su condición real. También sacrificó un año de su existencia para su absurda incorporación en el mundo militar, pero ha aprovechado el tiempo fuera del cuartel. Y lo seguirá haciendo.
Las últimas informaciones sobre Elisabeth es que ya tiene plaza asegurada en Harvard. Acaba de aprobar las pruebas de acceso de esta famosísima universidad de Boston, para matricularse en un Máster en Políticas Públicas. Sí, han oído bien. Una reina preparada, cuando menos, en la teoría de lo que será su oficio. El mundo al revés. Aquí, mientras tanto, haremos la croqueta viendo la pasarela de uniformes militares de Leonor, y poca cosa más. Ningún interés en formarse, o en convertirse en algo más que una privilegiada a quien alaban su estilo, su supuesta aptitud para el campo de batalla o sandeces diversas. Una vez más, el duelo cae del lado extranjero. Leonor se queda atrás.