Juan Carlos fue uno de los invitados estrella de la puesta de largo de Irene Urdangarin en Ginebra. Fue una reunión familiar donde solo faltaron los cuatro miembros del núcleo duro de la Familia Real, Felipe, Letizia y sus hijas. ¿El motivo? Hace años que no hay ninguna imagen suya con nadie de la familia excepto la reina Sofía. Tanto Juan Carlos como Iñaki Urdangarin han tenido condenas judiciales o de Hacienda y se consideran tóxicos. Por esta razón tampoco nadie quiso hacerse fotos con Iñaki, ni su exmujer ni su ex suegro. Juan Carlos, sin embargo, en el Hotel Four Seasons de Ginebra, se reunió con toda la familia, también con Iñaki. Y el encuentro fue "tenso" según revela Telecinco.
Según Paloma García Pelayo en El programa de AR, fue Iñaki quien tomó la iniciativa de acercarse a su todavía suegro ya que el divorcio parece que no se ha firmado. Le preguntó por cómo se encontraba de salud mientras cogía del brazo el emérito. Símbolo que entre ellos dos hubo proximidad en el pasado, cuando Iñaki aprendió a hacer negocios usando su estatus en Zarzuela. Imitó a su suegro y pactaron no delatarlo nunca en el juicio del caso Nóos. La justicia se negó a admitir como prueba de testigo a Juan Carlos y nunca Iñaki lo citó en defensa propia. Un pacto no escrito por el cual ahora Juan Carlos le pagará toda la manutención a su ex yerno: la pensión y la indemnización de divorcio. Entre ellos no hay buena relación. Juan Carlos sacó el genio cuando supo que Iñaki era infiel, otra vez, a Cristina con Ainhoa Armentia. Pero es quien ha entendido que más vale comprar su silencio.
La conversación entre suegro y yerno no podía ser amable. El yerno tampoco soporta a Juan Carlos, a quien culpa de no mover un dedo para salvarle el culo en el caso Nóos. El padre de Iñaki, ya difunto, amenazó con prender fuego a Zarzuela por como sentía que habían tratado a su hijo. Juan Carlos respondió lacónico a las preguntas de Iñaki en Ginebra, le dijo que se encuentra "bien" y que en Abu Dabi está un poco "aburrido". El abuelo no quería tener aquella conversación y por eso salió a rescatarlo a uno de sus nietos Urdangarin para evitar que la conversación entre Iñaki y Juan Carlos acabara mal, con reproches. Iñaki parece marciano, intentar una conversación amable con los Borbones, que no lo soportan. Juan Carlos paga, pero no se caracteriza por tener buen genio. La tensión se respiraba en el ambiente por la incomodidad de todos con la presencia de Iñaki Urdangarin. Su presencia era por ser el padre de Irene, como estará en las bodas de los hijos, pero nadie lo quiere ver demasiado rato.
La infanta Cristina es quien más lejos lo quiere. Se niega a pasarle una pensión excesiva como cornuda. Por eso la paga su padre. Iñaki será una pesadilla tan pronto como firmen el divorcio. Al tratarse de la Familia Real no tienen que inscribir el acuerdo en el Registro Civil, que es público, sino que tienen un Registro Civil especial solo para los Borbones. Se hace precisamente para que no conozcamos las capitulaciones matrimoniales de Letizia, el acuerdo de divorcio de la infanta Elena ni ahora el acuerdo de divorcio de la infanta Cristina. Serán secretos. Eso no impide que Iñaki se haga rico a costa de todos ellos. Un braguetazo hasta el último día.