El fin de semana que se ha vivido en las españas es de los más vergonzosos que se recuerdan en mucho tiempo, y eso que el listón estaba difícil de superar. El esperpento que se ha vivido con la llegada de Juan Carlos a Sanxenxo, con el paripé grotesco de los palmeros riéndole las gracias y abriendo bien la boca para que el emérito se les meara en la boca, el festival de aplausos, elogios, gritos de apoyo y genuflexiones por parte de los ciudadanos y la prensa ha sido antológico. Sólo, que recordemos, hubo una periodista que osó preguntarle al monarca si dará explicaciones o no por todos los escándalos o se volverá de rositas a Abu Dhabi sin tener el mínimo de decencia y decir algunas palabras, ni que no se las crea. Juan Carlos no tiene vergüenza ni arrepentimiento. Todo lo contrario. Paseo en velerito con sus amiguis, festines pantagruélicos y jijijaja. El hombre vuelve a reírse de los súbditos y de la institución que ha representando durante décadas, como cuándo se fue a cazar elefantes a Botsuana con la amante en plena crisis económica. O como cuándo lo pillaron recibiendo comisiones y donaciones opacas, sociedades en paraísos fiscales, máquinas de contar billetes en Zarzuela o tarjetas black. Y la mancha más definitiva de todas: largarse a toda prisa cuando pensaba que la justicia se abalanzaba contra él.

Juan Carlos en Sanxenxo / Europa Press

Después de 2 años de huida a Abu Dhabi, protegido por sus benefactores árabes, mientras la Fiscalía española era llamada al orden y le archivaba las causas, el rey a la fuga ahora ha vuelto. Ha ido a ver al nieto al balonmano, se ha vestido de marinerito y ha zarpado al mar, y este lunes, el último capítulo: la esperada visita a su hijo, el rey español. ¿Irá a ver también a su nuera Letizia? ¿Y a su mujer Sofía? ¿O sólo se verá cara a cara con su hijo Felipe? Pronto saldremos de dudas. De momento, quien mejor ha resumido lo que hemos vivido estas últimas horas ha sido, quién si no, la maravillosa Pilar Eyre, que ha hundido a los Borbones de la mejor manera, con toneladas de sarcasmo. O llamando a las cosas por su nombre: ""Que vergüenza me está dando este país. Pensar que nos criticaban en los 90 porque decían que los periodistas éramos cortesanos… pero si éramos el Che Guevara al lado de lo de ahora!". Lo mejor, sin embargo, las hipotéticas conversaciones que se ha imaginado, que no nos extrañaría nada que hubieran sido tal cual ella las describe, por ejemplo, escenificando o teorizando sobre cómo y cuáles han podido ser las conversaciones que se han oído estos días: "¿Ha venido el presidente de la Xunta?” “No, señor, solo la buena gente del pueblo”. “¿Y Amancio, que tiene el barco ahí?” “El pueblo, señor”. “¿Algún ministro, alguien relevante?” “No, señor”. “Pues hoy no salgo a hacer el monigote”. “Está ahí el pueblo”. “Ni Pueblo ni Puebla”.

Pilar Eyre / Montse Giralt

Este lunes, como decíamos, encuentro Felipe-Juan Carlos. El esperadísimo encuentro entre el emérito y su hijo, entre el rey borbón y su antecesor. Veremos si se abrazan, si se dan un golpecito en la espalda y basta, si hacen un apretón de manos de manos o si sencillamente, alzan la ceja. Veremos también si se van a comer juntos a algún restaurante, si toman unas galletitas en Zarzuela o si es una visita relámpago para cubrir el expediente. Y veremos también, qué se dirán. Pero ya se lo mostramos nosotros.

Felipe y Juan Carlos / GTRES

Por mucho que después trascienda parte de la conversación, será un paripé. Lo mejor es leer o imaginarse cómo será este diálogo de la mano de la gran Eyre: "Mañana. Zarzuela. “Felipe, has visto cómo me quieren los españoles?””Sí, papá, todos te queremos mucho”. “Tú no, los españoles. Y la prensa me adora”. “Sí, papá”. “Yo creo que podría volver al trono”. “Pero papá…” “Hala, quítate, que esta comedia ya ha durado bastante. Sofiiii”:

Sensacional.