Los Windsor son como los Borbones: clasistas, endogámicos y con un único pánico: perder sus privilegios. Cuando nació Archie, el primer hijo del príncipe Harry y su mujer Meghan Markle, una actriz negra, mestiza, mulata, de origen nigeriano por parte de madre, dos miembros muy destacados de la familia real inglesa en lugar de preguntar si el niño había nacido bien preguntaron de qué color era Archie. Esta era su gran preocupación. Solo desde la ignorancia y el clasismo más absolutos se puede creer que si el niño es mulato supondría un problema para los ciudadanos del Reino Unido, que tienen un primer ministro indio. No hay sociedad más mezclada que la inglesa. Pero los royals forman parte del 1% de multimillonarios, y lo que temen es perder este estatus. Por eso los duques de Sussex acabaron en los EE.UU., hartos de una familia tarada. El libro Endgame de reciente publicación explica buena parte de sus miserias, pintando a los príncipes de Gales como el cáncer de los Windsor. Y revela el nombre de los dos royals racistas.
Archie es muy blanquito, igual que su padre, y la identidad de los dos Windsor que mostraron racismo al nacer no se ha podido revelar en la edición inglesa del libro por problemas legales. Pero en la traducción holandesa de Endgame y por error se han colado estos dos nombres. Los revela Rick Evers, el Peñafiel de Holanda, un periodista especializado en temas de la realeza. Y él da la respuesta. Los dos miembros más miserables de la familia, los únicos que se mostraron racistas, son dos de los más importantes, y no son una sorpresa: Carlos III y Kate Middleton, el suegro y la cuñada que detestan a Meghan. Uno por negra y la otra por miedo que la eclipse. Los dos por clasistas.
El tuit del periodista holandés revela el nombre de los racistas que sale al libro: "Incluso después de que Meghan y Charles hubieran hablado por carta sobre un probable sesgo racista inconsciente dentro de la familia, se reveló que el rey y la princesa de Gales participaron en las conversaciones sobre Archie. Después de eso, Kate ha evitado hablar del tema con su cuñada". Carlos y Kate, los malos de la película, los ambiciosos, los temerosos de perder el poder, los enemigos de Lady Di, los que manipulan a William, los que temen que una mestiza les usurpe el trono de la estima popular. La piel de Carles y Kate es negra como el alma.
Según recuerda la corresponsal holandesa del diario El País, Meghan Markle dijo a Oprah Winfrey que cuando estaba embarazada "hubo conversaciones sobre el tono de piel" del hijo que esperaba. Su marido intervino asegurando: "No compartiré nunca esta charla; fue un momento incómodo que me sorprendió". Después explicó que no lo consideraba un comentario "racista", sino un "sesgo inconsciente". Meghan no utilizó nunca la palabra racismo para describir lo que había pasado. Poco después de sus declaraciones a Oprah, el príncipe Guillermo, heredero al trono británico después de Carlos III, fue preguntado en público sobre si la familia era racista: "Esta familia no es racista ni de lejos". Dime de qué presumes y te diré de qué careces.