Hace pocos días un artículo del cronista real Jaime Peñafiel sirvió para recordar que el rey Felipe sufre la enfermedad del sueño, narcolepsia. Ahora en el digital LOC el mismo autor revela que el padre padece de lo mismo.
Escribe Peñafiel: ""Todavía recuerdo ver al Rey Juan Carlos en algunos momentos profundamente dormido. Tal cosa solo le había sucedido cuando visitamos la Filipina de los Marcos cuando llegamos a Manila procedentes de la lejanísima Arabia Saudí, un salto como para figurar en el Guinness. Sin descanso, ofrecieron la cena oficial durante la que a Don Juan Carlos se le vio dando cabezazos".
Parece evidente que el gen Borbón incluye dormirse en público como dice Peñafiel que le pasa a Felipe hasta que no se medica.
Felipe sufre dos enfermedades raras y la Corona nunca las ha explicado: onicofagia y narcolepsia. Tienen nombres raros pero se entienden perfectamente.
Onicofagia: hábito de comerse las uñas compulsivamente que comporta problemas a los dientes, deformaciones en la cutícula, verrugas e infecciones. Cada vez son más habituales imágenes de la cabeza|cabo|jefe del Estado en recepciones oficiales y dichos plenos de tiritas o directamente las manos sangrando. Muy inapropiado, y lo peor, muy silenciado:
Jaime Peñafiel lo reveló en un libro: "Era un niño malcriado, flojo en sus estudios, cono faltas de asistencia y puntualidad y déspota. Cono un grave problema añadido: el sueño. Su pubertad le provocaba cierta vagancia, somnolencia y falta de interés general. Se quedaba dormido hasta de pie. Si estaba sentado, Felipe se dormía. Padece narcolepsia".
De tal palo, tal astilla.