Los días de Enrique de Sussex en EE.UU. podrían tener las horas contadas. El sueño americano se resquebraja a gran velocidad, a medida que la figura de su gran enemigo yanqui crece cada día. El hijo díscolo de Carlos III, que desde que en enero de 2020 se largara de Inglaterra, siempre ha tenido palabras de afecto y simpatía hacia su país de acogida. Allí estableció nuevos círculos de amistad VIP, ha desarrollado su línea de negocio y filantropía y ha recibido un tratamiento popular agradecido y nada agrio. Pero el cuento de hadas está a punto de devenir una película de terror. Se avista el apocalipsis.
Es bien cierto que desde que obtuviera la residencia oficial norteamericana el pasado mes de octubre del 2023, a Enrique le han empezado a crecer los enanos, para entendernos. Su organización solidaria ha sido etiquetada como "delincuente" por olvidar pagar tasas e impuestos; su agenda de colegas ha adelgazado considerablemente por los humos de su esposa Meghan Markle y, lo más importante: unos episodios de juventud están siendo utilizados para intentar echarlo de territorio USA. Concretamente, algunas experiencias con drogas recreatives como las setas alucinógenas o los derivados del cannabis, y que relató en sus polémicas memorias, 'Spare'. ¿Cuál es el problema? Que para obtener el visado americano con trato de VIP preferencial, el royal omitió estos pasajes. Y ya saben cómo son de quisquillosos en aquellas tierras, especialmente si eres un ultraconservador peligroso, poderoso y protegido judicialmente. ¿De quién hablamos? Efectivamente, de Donald Trump.
Trump amenaza con expulsarlo si llega al poder el mes de noviembre. Un panorama cada vez más factible por las decisiones inverosímiles del Supremo americano, que solo falta que le den licencia para matar, y también por la absurda obstinación en mantener al presidente Joe Biden como su contrincante en las urnas. Biden es una sombra, y muy débil, de lo que era hace 8 años. Incluso, 4. Resulta durísimo ver la decrepitud cognitiva del demócrata desde el punto de vista humano, pero es todavía más alarmante que nadie tome el control en su partido y acabe con esta agonía. Enrique se siente en la lista negra, después de que un grupo de reflexión de extrema derecha, The Heritatge Foundation, lo haya acusado de mentir a las autoridades americanas, planteando su deportación. Paradojas del destino: el blanco, caucásico y rico hijo del rey Carlos III no deja de ser un inmigrante, que además ha mentido. Donald puede sobornar a actrices pornos, puede organizar golpes de estado, puede evadir impuestos y puede hacer lo que le salga del mismísimo contra las leyes federales, porque él es el emperador magufo.
El diario 'The Mirror', a través del experto en crónica real Tom Quinn, explica: "Meghan y Enrique han pedido asesoramiento a los abogados por la preocupación que el retorno al poder de Donald Trump pueda poner en peligro el estatus de residencia a causa de confesiones previas de consumo de drogas. Trump ha insistido en que si se descubre que Harry ha mentido en su solicitud de visado, se le podría pedir que abandonara el país. En un principio, Enrique pensó que eso no le podría pasar, pero se está dando cuenta de que en los Estados Unidos ser un príncipe realmente no cuenta demasiado. Una cosa es segura: Harry lamenta profundamente haber hecho público su consumo de drogas. Nunca le pasó por la cabeza que eso podría acabar amenazando su plan de vida". En todo caso, las preguntas son: ¿si Enrique se tiene que largar, donde irá a parar? ¿Y qué harán Meghan Markle y sus hijos? Seguiremos atentos.