La finísima línea de esperanza que parecía haber brotado en la Casa Real británica se ha roto. Si Carlos III tendía la mano al díscolo príncipe Enrique y a su mujer Meghan Markle, ahora se ha convertido en un puño que impacta contra sus mentones. Durante las últimas semanas se han ido filtrando los intentos de acercamiento promovidos por el padre, todos ellos respondidos con indiferencia por parte del duque de Sussex. Una actitud intolerable para el soberano, que contraataca y vuelve a humillarlo públicamente. ¿El arma? Una sencilla invitación oficial para uno de los actos principales de la agenda real: el llamado| 'Trooping the colour'. No llegará jamás.
El 15 de junio, sábado, las calles de la capital británica se llenarán con motivo del desfile militar en honor al cumpleaños del rey. Una tradición que se remonta siglos atrás y que sirve también de homenaje a la bandera de la unión. Es una cita de gran simbolismo y de exaltación patriótica, y quizás eso influye también en la decisión de Carlos III de dejarlos fuera de la lista. Se largaron a los EE.UU. renegando y maldiciendo el nombre de Buckingham Palace, insultándolos y quemándolo todo, no lo olviden. Enrique asegura que se siente muy a gusto en California, como en casa. Pues bien, que se queden allí. No quiere que ensucien el gran día.
Este es el mensaje que ya enviaron el año pasado, y que se vuelve a repetir en 2024 y en circunstancias dramáticas: con el cáncer golpeando fuerte a 'The Firm'. Nadie se ablanda, eso sí. La última vez que Enrique asistió al Día de la Bandera fue en 2022, poco antes de la muerte de Isabel II. La reina y abuela, invitaba al matrimonio, pero los ubicaba en una tercera línea, con el resto de nietos. Era la consecuencia directa de su renuncia a la Casa, pero no les dejaba fuera. Carlos no ha seguido este camino, dinamitando los puentes por varios motivos. Tiene difícil solución, por no decir imposible. Enrique se aleja cada día un poco más de su antigua casa, no es bienvenido. Ni siquiera puede ir a una boda de unos amigos, porque no se siente seguro en el Reino Unido.
Hay una segunda invitación que Enrique ha tenido que rechazar, la de la boda de su amigo Hugh Grosvenor, el duque de Westminster, con Olivia Henson. La ceremonia, prevista el viernes 7 de junio, no contará entre los asistentes con los Sussex. "Un acuerdo entre amigos", cita la revista '¡Hola!' a través de publicaciones de diarios ingleses, porque "las dos partes reconocían la complejidad de su presencia". Sin embargo, Enrique dispara con bala: "Los viajes al Reino Unido son complicados por los problemas de seguridad. Le han retirado el soporte oficial, y tampoco tienen casa. Les quitaron la de Frogmore Cottage en Windsor, donde se sentían seguros". Así está el panorama. El trooping the colour apunta negro.