Leonor se encuentra actualmente viviendo una experiencia única a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, como parte de su formación obligatoria para un futuro Jefe de Estado. Siguiendo los pasos de Felipe VI y Juan Carlos I, la princesa ha tenido que enfrentarse a los desafíos que conlleva este viaje. La travesía más complicada ya ha quedado atrás: el trayecto desde España hasta Brasil, que se extiende por 22 días en alta mar. Para Leonor, este periodo ha sido especialmente desafiante, ya que, a diferencia de muchos de sus compañeros, no está acostumbrada a la vida en una embarcación, y mucho menos en condiciones tan austeras.

Durante su estancia en el barco, la princesa ha tenido que adaptarse a un espacio reducido. Comparte un pequeño camarote con otras tres compañeras y dispone de una litera como zona de descanso. Además, el baño es compartido, lo que añade un nivel adicional de incomodidad. Las duras condiciones meteorológicas también han complicado la experiencia, ya que hubo días en los que ni siquiera podían salir a cubierta para respirar aire fresco o sentir el sol en la piel.

Leonor y su novio guardamarina / GTRES
Leonor y su novio guardamarina / GTRES

Los primeros días de navegación fueron especialmente difíciles para la hija mayor de los reyes de España. Sufrió mareos y vómitos, lo que la obligó a ausentarse de las clases que forman parte del programa de instrucción. Finalmente, los médicos de la embarcación le prescribieron biodramina cada ocho horas para ayudarla a adaptarse al movimiento del barco. Esta reacción es bastante común entre los nuevos tripulantes, hasta que sus cuerpos logran acostumbrarse a las condiciones del mar.

Sin embargo, los mareos no fueron el único reto que Leonor tuvo que afrontar. En su llegada a Brasil, el 14 de febrero, se la pudo ver con moretones en los brazos, signos del esfuerzo físico y alguna caída. Aunque fue atendida por el equipo médico del buque, no requirió medicación ni pruebas adicionales, ya que su estado de salud no presentaba ninguna gravedad.

Leonor no está en forma, el equipo médico habla con Felipe VI 

Otro de los aspectos que han requerido atención especial es su estado físico. Los médicos de la Casa Real han sido estrictos con este tema, ya que en academias anteriores, como la de Zaragoza y Marín, se ha señalado que la princesa no alcanza el nivel físico de sus compañeros, incluso contando con un preparador personal. En el barco realiza sus tareas asignadas, pero el reducido espacio limita su movilidad, y tras tres semanas sin poder ejercitarse como lo haría en tierra firme, su madre, la reina Letizia, ha pedido un mayor control sobre su alimentación.

Según fuentes de Vanitatis, la dieta a bordo es revisada por un nutricionista y, en general, la comida del buque escuela es bien valorada. En el desayuno se sirven café, batidos, tostadas y zumo de naranja. Además, hay frutas disponibles durante todo el día. A media mañana, los tripulantes toman un bocadillo, mientras que por la tarde se ofrece algo dulce. Uno de los alimentos más populares en la embarcación es el bocadillo de bacon con queso. Los domingos, el desayuno se convierte en un festín con churros con chocolate y torrijas.

A pesar de la calidad de la comida, la alimentación en el buque no parece la más adecuada para las necesidades de la princesa. En su última aparición pública, se ha podido notar un ligero aumento de peso, lo que ha reavivado la preocupación sobre su forma física y ha llevado a reforzar las medidas de control sobre su dieta.

Leonor en Brasil
Leonor en Brasil