La reina Letizia, conocida por su elegancia y estilo impecable, enfrenta un problema de salud que ha requerido la intervención constante del equipo médico vinculado a Zarzuela. Desde hace años, Letizia ha tenido que lidiar con una dolorosa condición en sus pies que se ha agravado recientemente, lo que ha llevado a la necesidad de ser pinchada regularmente para mitigar el dolor y poder cumplir con sus compromisos oficiales.
Uno de los principales problemas que padece Letizia es el neuroma de Morton, una condición que afecta el metatarso, específicamente entre el tercer y cuarto dedo del pie. Esta dolencia provoca una sensación de tener una piedra o una arruga en el zapato, acompañada de un dolor agudo y entumecimiento en los dedos. A esta condición se suma la metatarsalgia crónica, otra fuente de incomodidad que causa un dolor constante en la planta del pie.
La reina Letizia sufre un infierno en sus pies
El uso prolongado de tacones altos, un elemento esencial en su vestuario para actos oficiales, ha sido uno de los factores que ha contribuido al desarrollo de estas condiciones. A pesar de las recomendaciones de los expertos, que le sugieren a la reina optar por zapatos planos o de bajo tacón siempre que sea posible, el protocolo real dicta que la reina debe llevar tacones de entre 5 y 7 centímetros en muchos de sus compromisos públicos. Esta obligación ha hecho que el dolor en sus pies se convierta en una constante en su vida diaria.
Para aliviar el dolor, Letizia ha recurrido a infiltraciones de corticoides, un tratamiento habitual en estos casos que le permite sobrellevar el malestar y seguir cumpliendo con su apretada agenda. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, el dolor no ha desaparecido por completo. De hecho, la situación se ha visto agravada en los últimos meses debido a un accidente doméstico que sufrió, en el cual se golpeó los dedos del pie. Este incidente ha incrementado el dolor en sus pies, llevándola incluso a cojear en algunos de sus compromisos oficiales.
A pesar de que el golpe en sus dedos ha sanado, el impacto ha dejado secuelas que han complicado aún más su ya delicada condición. Este nuevo dolor se suma a los problemas crónicos que ya padecía, lo que ha hecho que Letizia dependa aún más de las infiltraciones y otros tratamientos para poder cumplir con sus obligaciones.