Froilán dio más de un quebradero de cabeza a la familia real. Felipe VI y Letizia tomaron la determinación de hablar seriamente con la infanta Elena ante los últimos acontecimientos que protagonizó, o tomaba ella una seria medida o finalmente serían ellos los encargados de hacerlo y sería aún más drástica. El hermano de Victoria Federica participó en una pelea con arma blanca a las puertas de una discoteca la madrugada del día de Navidad, un mes más tarde fue desalojado de un after ilegal con licencia de sauna que superaba el aforo permitido y en la habitación del hijo de Jaime de Marichalar encontraron escondidas sustancias estupefacientes.
No son los primeros altercados que producía Froilán y tampoco los últimos. Aunque después de estos se decidió que marcharse de España para alejarse del foco mediático y no poner en peligro a la corona, cada vez que ponía un pie en Madrid participaba en alguna fiesta, en eso no ha cambiado. Aunque aparece más serio que de costumbre sigue siendo el mismo de siempre, no ha cambiado.
Froilán no quiere trabajar ni estudiar, vida de rico en Abu Dabi
Juan Carlos I fue el primero en acogerle en Abu Dabi, le consiguió un trabajo como becario en una petrolera y un piso de 500 metros cuadrados que paga supuestamente con su sueldo de 7.500 euros al mes. Pero parece que el hermano de Victoria Federica no ha cumplido las expectativas o nunca trabajó. Froilán no trabaja ni estudia, continúa siendo el mismo de siempre pero a miles de kilómetros de España, que es lo que realmente quería Casa Real.
Mientras Victoria Federica encuentra su sitio en las redes sociales y en televisión, su hermano continúa viviendo como un rey a costa de Juan Carlos I que es quien le mantiene todos los meses. Le envía un sueldo de 10.000 euros. Le financia su vida de lujo a cambio de ningún esfuerzo.
Los reyes han pedido a Froilán que empiece a centrar la cabeza porque ya no es ningún adolescente. Poco a poco todos sus primos empiezan a tomar el rumbo de su vida con sus respectivas parejas, menos él, que continúa de fiesta en fiesta sin obligaciones, como si tuviese 16 años.
La infanta Elena siente vergüenza de su hijo. Le han amonestado en numerosas ocasiones. Por suerte Juan Carlos I sale en su defensa, pero también está un poco harto de hacer de niñera.