Aunque ni confirman ni desmienten, es evidente que existe una importante división en la familia real. Las situaciones generadas en los últimos años han deteriorado seriamente las relaciones en la casa real. Los escándalos del rey emérito Juan Carlos I, los de Iñaki Urdangarin relacionados con el caso Nóos, los que protagonizaba Froilán antes de irse a Abu Dabi en los que ahora le ha cogido el testigo su hermana, Victoria Federica…
Así las cosas, se puede decir que se han formado dos bandos. Por un lado tenemos un grupo conformado por los reyes Felipe y Letizia, y por las hijas de estos, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Por otro, el resto de la familia, donde se engloba a los Marichalar y los Urdangarin, así como al rey emérito Juan Carlos I, al que todo el segundo grupo da soporte y apoyo.
División en el seno de la casa real
En este sentido, cabe decir que la reina Letizia lleva tiempo luchando para rehacer la imagen maltrecha de la casa real que en los últimos años han dejado los mencionados en el primer párrafo de este artículo. Y pelea por mantener lejos a los implicados en escándalos que pueden suponer un empeoramiento en la opinión pública. Al fin y al cabo, está en juego el reinado de su hija Leonor.
Tanto es así que nadie de esta parte de la familia ha sido invitada a eventos importantes como la graduación de la princesa Leonor o la confirmación de la infanta Sofía. Las abuelas Sofía y Paloma Rocasolano son las únicas a las que se ha abierto la puerta del núcleo duro. El resto se ha quedado fuera.
Demostración de unión de las infantas en Ginebra
Un escenario ante el que han respondido los aludidos. Habrá una escenificación de fuerza de la infanta Cristina aprovechando la graduación de su hija Irene. Un evento que tendrá lugar en Ginebra el próximo 16 de junio al que acudirán sus padres Cristina e Iñaki, y para el que también tienen las puertas abiertas su prima Victoria Federica y la infanta Elena. Además, también se espera la presencia de sus primos paternos, los hijos de Ana Urdangarin, Lucía, Jan, Lucas, Hannah y Carlota. Una estampa con la que la infanta Cristina quiere demostrar que, pese a que Felipe se haya desmarcado de ellas y Letizia presione para alejarlas a ellas y a sus familias de su marido y de la monarquia, siguen muy unidas.