El día que muera el rey emérito Juan Carlos I será recordado en España por muchas cosas. Pero habrá dos que sobresalgan sobre el resto: sus corruptelas financieras y sus infidelidades. Y es que el dinero y las mujeres han sido sus dos grandes pasiones desde hace más de 70 años. Hay quien atribuye al ex monarca más de 5.000 amantes, muchas de ellas mujeres de compañía. Aunque también figuran en esa lista nombres de presentadoras, actrices y celebridades.
Uno de los romances más escandalosos y menos conocidos del rey emérito habría sido con una popular presentadora de TVE, con quien mantuvo encuentros secretos durante los años 90. Según informaciones recogidas por programas como ‘Viva la vida’ de Telecinco y periodistas de renombre como Juan Luis Galiacho, estos encuentros eran organizados con una precisión casi militar para no dejar rastro.
Raffaella Carrà figura en la lista de amantes de Juan Carlos I
Los hechos sitúan los encuentros íntimos en un apartamento de Majadahonda, lejos del bullicio del Palacio de la Zarzuela. Allí, el rey emérito recibía a la presentadora tras su jornada laboral. Lo más sorprendente del caso es que era la propia escolta de Casa Real quien se encargaba de recogerla directamente en Torrespaña, el centro neurálgico de Televisión Española, y trasladarla discretamente al apartamento donde Juan Carlos la esperaba.

La identidad de la mujer no es otra que Raffaella Carrà, una de las figuras más queridas y reconocidas de la televisión europea. Famosa por su programa ‘¡Hola Raffaella!’ en TVE, Carrà habría sido recogida en más de una ocasión por vehículos oficiales del Estado, usados exclusivamente para facilitar estos encuentros privados del monarca. Aunque nunca se ha confirmado oficialmente, múltiples fuentes apuntan a que este vínculo existió realmente.
Precisión militar para ocultar los encuentros
El uso de recursos del Estado para fines personales no pasó desapercibido. Según el periodista Galiacho, incluso Emilio Alonso Manglano, entonces jefe del CESID (antecesor del actual CNI), mostró una gran preocupación por el riesgo que suponía proteger al rey en estas escapadas privadas. Las operaciones generaban confusión entre los servicios secretos, que se debatían entre su deber de proteger al Estado y su lealtad al monarca.

El escándalo llega a más. Según reveló Kiko Matamoros, existen rumores de que el CESID grabó estos encuentros, conservando las cintas bajo máxima confidencialidad. Dichas grabaciones nunca han salido a la luz. ¿Lo harán como lo acabaron haciendo las fotos con Bárbara Rey?