El matrimonio de Felipe VI y Letizia está más distanciado que nunca. Se dice por ahí que hasta hacen vidas separadas. Las revelaciones explosivas de Jaime del Burgo sobre las supuestas escapadas de la consorte han dejado un agujero negro en la relación de los reyes de España. La tensión es muy palpable en la Zarzuela.
En estos momentos de tormenta conyugal, el rey Felipe VI tiene su comodín en Álvaro Fuster, uno de sus mejores amigos. Estos dos son inseparables desde los tiempos en los que compartían pupitre en el colegio Santa María de los Rosales mientras estudiaban EGB. Compartían muchas actividades, como obras de teatro. Álvaro siempre fue el genio de las luces cuando se trataba de los roles estelares.
Álvaro Fuster, amigo inseparable de Felipe VI
Pero la cosa no se quedó en el patio del colegio. Felipe y Álvaro han mantenido su amistad intacta hasta la adultez. Se paseaban por Madrid de juerga, visitaban los locales más cool del momento, y por lo que dicen, Álvaro era como el relaciones públicas que presentaba chicas a Felipe en las discotecas.
Aunque la amistad entre estos dos no se quedaba en los bares de copas. Felipe y Álvaro se marcaban cada año un planazo de vacaciones en agosto, lejos de los flashes molestos de la prensa. Ni siquiera a la familia le contaban el destino exacto.
El domicilio de Álvaro Fuster se convierte en el refugio de Felipe VI
Álvaro Fuster es hijo de Carmen Garaizábal y Ricardo Fuster Conrado, un ingeniero aeronáutico que se movía en el mundillo de vender aviones. Ricardo formó parte de la empresa McDonnell Douglas cuando vendieron los famosos F18 al Ministerio de Defensa en 1983. Lamentablemente, en el 2001, el padre de Álvaro falleció después de una batalla contra la enfermedad. Al funeral no podían faltar Felipe y la infanta Cristina, mostrando así la importancia de esta amistad.
La relación entre Felipe y Álvaro es tan fuerte que el domicilio de este último, ubicado fuera de Madrid, se ha convertido en el refugio de Felipe cuando la cosa se pone fea con Letizia. Cuando las discusiones alcanzan niveles épicos, los escoltas del rey lo llevan allí de madrugada, donde el rey acude a desconectar del drama. Este lugar ha sido testigo de los momentos más intensos, como las recientes peleas tras las revelaciones de Del Burgo o las disputas a lo largo de los años por la animadversión de Letizia hacia su familia política, en especial Juan Carlos I, cuyo 'exilio' fue básicamente un regalo de la monarca.