La vida de Paloma Rocasolano cambio de la noche a la mañana cuando su hija Letizia se comprometió con el entonces príncipe Felipe. De ser una mujer discreta, tranquila y humilde, pasó a ser una figura habitual en los círculos más exclusivos de Madrid. Incluso se la ha visto haciéndose selfies como si fuera una figura importante en la monarquía. Esta nueva faceta de su vida le ha permitido disfrutar de un estilo de vida más sofisticado, aunque no sin generar cierta controversia.

Actualmente, Paloma vive en Murcia, tras mudarse allí con su pareja mientras le reforman una vivienda en Madrid. Sin embargo, a pesar de este cambio de residencia, algunos problemas heredados de su tiempo en la capital siguen siendo un tema latente. En Madrid, Paloma era conocida por su presencia en el exclusivo barrio de Salamanca, un área caracterizada por su lujo y elegancia. Su rutina la llevaba a visitar boutiques de cosméticos y productos de alto nivel, los cuales solo están al alcance de muy pocos. Paloma se había adaptado perfectamente a este entorno de la Milla de Oro madrileña, mostrándose en varias ocasiones rodeada de lujo y sofisticación.

Paloma Rocasolano

Paloma Rocasolano, la nueva rica la milla de oro de Madrid

El estatus de ser la madre de la reina Letizia le permitió moverse entre las élites, disfrutando de servicios exclusivos como tratamientos de belleza y manteniendo una imagen impecable, cuidadosamente definida. No era raro que, en sus apariciones públicas, Paloma luciera un estilo cuidado y de alto nivel, que reflejaba su nueva vida en el circo de la alta sociedad.

Sin embargo, todo este glamour esconde un episodio vergonzoso en el que Paloma ha seguido una práctica nada ejemplar. Según diversas fuentes, se sabe que la reina Letizia tiene la costumbre de acudir a tiendas de lujo y llevarse modelos sin abonar el precio de los productos. Esta actitud se ha convertido en una práctica habitual de la reina, que, aunque no paga, genera una enorme promoción para las marcas, multiplicando sus ventas. Aunque los establecimientos no siempre están contentos con esta práctica, la visibilidad que generan las prendas en la reina suele compensar la falta de pago. De hecho, saben que, si pasan la factura a Zarzuela, les será abonada. Y en ocasiones es la escolta quien ha pagado la cuenta más tarde, con tal de evita la imagen de la reina haciendo cola y sacando la tarjeta de crédito.

Paloma Rocasolano intenta aprovecharse de la influencia de su hija

Paloma ha replicado esta costumbre, utilizando su influencia real para evadir el pago de las prendas que selecciona en diversas tiendas de Madrid. La diferencia con Letizia es que Paloma no es nadie en el aspecto mediático. Y que se vista a coste cero solo implica pérdidas para las marcas. Algunas han tragado, pero en una de ellas se le reclamó la factura, provocando la indignación en Paloma y la intervención de la escolta para suavizar la situación.

Paloma Rocasolano

No es un caso aislado. De acuerdo con informaciones filtradas, varias boutiques de lujo de Madrid han enviado cartas a la Casa Real solicitando el abono de las facturas impagadas por Paloma. Sin embargo, hasta la fecha, no han tenido éxito en sus demandas. En Zarzuela hay órdenes de no pagar los caprichos a Paloma. Este episodio ha puesto en evidencia el uso indebido de la influencia y el poder real por parte de una figura que, aunque relacionada con la realeza, está ahí de rebote.