Letizia es una figura pública que proyecta una imagen meticulosa y pulida, siempre esforzándose por cumplir con las expectativas impuestas por su rol de reina consorte. A lo largo de los años, ha trabajado para sobreponerse a la influencia de su suegra, la reina Sofía, y ha hecho todo lo posible para mantenerse como el ejemplo de la monarquía ideal.

Esta tarea no ha sido fácil para Letizia, especialmente por su origen no aristocrático, lo que la ha colocado en una posición desafiante. A pesar de haber alcanzado su puesto, se sigue percibiendo una cierta falta de conexión emocional con ciertos sectores del pueblo español, algo que muchos atribuyen a su personalidad reservada y calculadora. Aunque intenta mostrarse cercana y accesible, existe una clara distancia entre su imagen pública y la realidad de su vida personal, especialmente dentro de los muros del Palacio de la Zarzuela.

Letícia a València amb fang / EFE
La reina Letizia en Valencia / EFE

Ser reina no es fácil para Letizia

A lo largo de los años, Letizia ha trabajado por mantener una vida saludable. Su rutina diaria incluye una dieta balanceada y ejercicio físico, lo que se refleja en su buena condición física y en su energía. Además, es conocida por los cuidados estéticos que le ayudan a mantener su piel en excelentes condiciones, lo que le permite afrontar el paso del tiempo de manera casi impecable. Sin embargo, la vida de la monarquía no está exenta de desafíos, y muchas veces, la presión y la responsabilidad de su rol parecen sobrepasarla. El peso de ser parte de la familia real implica un desgaste emocional y físico que no siempre es fácil de gestionar.

En los últimos tiempos, Letizia ha enfrentado varios momentos difíciles, como las habladurías por el distanciamiento con su esposo, Felipe VI, y las tensiones derivadas de las revelaciones de Jaime del Burgo. Además, la salida de sus hijas de Zarzuela ha afectado a la reina como a cualquier madre que se aleja de sus hijos después de años de convivencia. Todos estos factores han creado un ambiente de tensión que ha afectado profundamente a la reina, llevándola a momentos de ansiedad y nervios. En medio de estas crisis emocionales, Letizia ha recurrido a uno de sus vicios más persistentes: el tabaco. A pesar de los esfuerzos y recursos destinados a superar este hábito, el tabaco sigue siendo una constante en su vida.

Felipe VI y Letizia
Felipe VI y Letizia

El modus operandi de la reina Letizia cuando se ve superada por los nervios y la ansiedad

En todo caso, Letizia disfruta de este vicio cuidadosamente resguardada de la vista pública. Cuando le entran ataques de pánico y nervios, Letizia se encierra en algún lavabo, lejos de la multitud, buscando evitar que el hábito trascienda públicamente y manche la imagen saludable y disciplinada que tanto se esfuerza en proyectar, así como alejarse del mundo para encontrar la tranquilidad. Letizia se aísla en busca de un respiro, sin querer que el mundo se entere de su necesidad de escapar del estrés y la ansiedad. En esos momentos, es cuando sus escoltas se ven en una situación difícil, pues se han visto en varias ocasiones desesperados al no poder encontrarla. Se han vuelto locos buscándola.

Este vicio no es reciente; de hecho, Letizia se familiarizó con el mundo del tabaco desde sus años como estudiante en México, cuando trabajó para una empresa tabacalera, lo que dejó una huella duradera en su relación con el cigarrillo que aún sigue vigente, tal y como reveló Leonardo Faccio, en su libro ‘Letizia, la reina impaciente'.