Como es normal en una persona de su edad, a la princesa Leonor le encanta disfrutar de su tiempo libre con sus amigos y allegados. Un tiempo de ocio que en muchas ocasiones tiene lugar de madrugada, con Leonor saliendo de fiesta, visitando locales nocturnos y regresando al cuartel a altas horas de la madrugada. De hecho, fue lo primero que hizo en cuanto llegó a la Escuela Naval de Marín. Le faltó nada y menos para ir a visitar los establecimientos más populares de Pontevedra, siguiendo las costumbres que ya adquirió en Zaragoza, donde era habitual verla con otros cadetes de fiesta por la zona universitaria.
Unas salidas en las que suelen seguirle varios escoltas, que se encargan de cumplir a rajatabla los protocolos de seguridad. Una actitud estricta que ha generado muchas situaciones incómodas alrededor de la princesa Leonor.
La princesa Leonor levanta pasiones allí donde va
Como ocurría mientras estuvo en la Academia Militar en Zaragoza, Leonor también despierta mucha expectación a su alrededor. Su presencia no pasa desapercibida y no son pocos quienes intentan hacerle una foto o intentan la forma de conseguir un selfie.
En este sentido, cabe decir que los cuidados para que no se le tomen fotos o vídeos indiscretos a Leonor se han dado desde el primer día en el que la hija de los reyes Felipe VI y Letizia inició su formación militar. Y lo cierto es que consiguieron contener el asunto de puertas para dentro. Sin embargo, sí se filtraron algunas imágenes de la heredera en plan festivo mientras estaba fuera del cuartel. Todo ello a pesar de que los guardaespaldas estaban siempre pendientes de lo que ocurría alrededor de la joven, interviniendo el teléfono móvil de algunos jóvenes. Incluso se impidió el acceso de algunas chicas a los baños mientras estaba Leonor en su interior.
Los escoltas de Leonor aumentan las medidas de seguridad
En Marín no solo se ha mantenido el protocolo, sino que se ha reforzado. Los guardaespaldas se encargan de evitar que se repitan instantáneas como las que se publicaron el año pasado. Y tanto han elevado las medidas de seguridad que se les ha ido de las manos.
La seguridad es tan excesiva que impide el divertimento de otros jóvenes, a quienes se pide la revisión del teléfono móvil de forma constante y se les obliga a borrar fotos tomadas en el local, aunque en ellas no aparezca Leonor. Como es de esperar, estas situaciones generan mucha incomodidad y han provocado que algunos jóvenes incluso hayan tramitado quejas formales en estos locales de ocio.