Leonor ha desatado la ‘Leonormanía’. Felipe y Letizia han acertado separando a la princesa públicamente de los Borbón. Ya nadie la vincula con ese apellido, ni tan siquiera con Juan Carlos I. Empieza una nueva era para la corona, el futuro de la institución está prácticamente garantizado. Con las polémicas del emérito pensaron que los actuales reyes no heredarían el trono, pero al final han cambiado las cosas.
La hermana de Sofía sigue los pasos de Felipe VI con mucho orgullo. Hace un año juró la Constitución ante el rey al cumplir la mayoría de edad, y a partir de ese momento aceptó todas sus obligaciones institucionales. Los reyes no quieren sobreexponerla demasiado, así que caminan con pies de plomo. Sus apariciones son escasas pero efectivas. Leonor vivió el mes pasado sus semanas más importantes del año con las fuerzas armadas del 12 de octubre y los premios Princesa de Asturias. Pero mientras tanto, la futura reina continúa con su formación. Ya está en el segundo curso de la formación militar, con la Escuela Naval de Marín, en Pontevedra.
Dentro de lo posible, Felipe y Letizia quieren que sus hijas sean personas normales y vivan su juventud como cualquier otra persona anónima. Estudiar fuera de Zarzuela, alejadas del foco mediático, les está resultando beneficioso para crecer como persona. El año pasado, Leonor vivió uno de los mejores momentos de su vida. Ya con su mayoría de edad hizo grandes amigos en la Academia General Militar de Zaragoza. Con sus 18 años podía acceder a todas discotecas y fiestas del momento, fue su primera vez en una discoteca y sin sus padres, aunque sin librarse de los escoltas, que le garantizaban protección y seguridad.
La seguridad aumenta en las discotecas con las visitas de Leonor
Felipe y Letizia han regañado a Leonor en más de una ocasión por su comportamiento. Ella será la futura reina de España, y aunque quieren que viva su juventud como una persona anónima, tiene que controlar cada uno de sus movimientos. Al fin y al cabo, todo lo que haga en el presente le salpicará en el futuro.
En Marín sus salidas son mucho más discretas. Pontevedra es una ciudad más tranquila y pequeña. Pasa más desapercibida. Pero sale muy a menudo, casi todos los fines de semana, le gusta mucho la fiesta. Aunque cuando ella sale se tienen que tomar una serie de medidas drásticas. Los escoltas revisan todo el recinto horas antes. También están presentes en la fiesta y cierran los lavabos para ella cuando tiene que hablar por teléfono, ha conocido a un chico de su edad o simplemente quiere ir al baño para que no se le hagan fotos.