El Palacio de la Zarzuela es un lugar rodeado de misterios, especialmente en sus zonas más privadas. Sin embargo, recientemente, un visitante inesperado tuvo acceso a una de las partes más restringidas de la residencia real y fue testigo de una escena impactante que dejó al descubierto una de las realidades más crudas que se vive dentro de la familia real.

Tal y como explicó Pilar Eyre en la revista Lecturas, todo ocurrió cuando esta persona, que había acudido al palacio por motivos oficiales, terminó perdiéndose en los largos y enrevesados pasillos de la residencia real. En lugar de dirigirse a la zona de protocolo, tomó un camino equivocado que lo llevó directamente hasta la parte privada donde reside la reina Sofía junto a su hermana, Irene de Grecia, conocida como la tía Pecu.

La reina Sofía e Irene de Grecia
La reina Sofía e Irene de Grecia

El inesperado descubrimiento en Zarzuela

Al abrir la puerta, el visitante se encontró con una imagen que jamás hubiera imaginado. En el centro de la habitación, Irene de Grecia, en silla de ruedas, con un rostro demacrado y una expresión perdida, dejaba en evidencia el avanzado deterioro causado por el Alzhéimer. La enfermedad, que le fue diagnosticada hace más de un año, ha provocado un deterioro tanto físico como mental, dejando a la mujer irreconocible para quienes la conocieron en su juventud.

Junto a ella estaba la reina Sofía. Desde la muerte de su hermano Constantino de Grecia, la emérita ha convertido a su hermana en su único apoyo, acompañándola en cada momento, incluso compartiendo la misma habitación en Zarzuela para asegurarse de que no le falte nada.

Irene Urdangarin amb la reina Sofia, la infanta Cristina, Miguel Urdangarin i la Tia pecu / GTRES
Irene Urdangarin amb la reina Sofia, la infanta Cristina, Miguel Urdangarin i la Tia pecu / GTRES

La reina Sofía y su hermana Irene, inseparables hasta el final

El testigo no pudo evitar notar la soledad que desprendía la escena. Lejos de la imagen de poder y elegancia que la reina Sofía siempre ha proyectado, en la intimidad se mostraba como una mujer vencida por los años y las circunstancias. Su matrimonio con Juan Carlos I estuvo marcado por las humillaciones y traiciones, pero nunca se permitió alejarse de su deber. Ahora, en su vejez, encuentra refugio únicamente en su hermana, la única persona que nunca la ha abandonado.

Pese a la presencia de un equipo médico que cuida de Irene de Grecia, la reina Sofía se niega a separarse de ella. Juntas pasan los días en la más absoluta discreción, hablando en griego para mantener vivo su vínculo con su tierra natal. Aunque cada vez menos, dado el deterioro cognitivo de Irene. La realidad que se vive dentro de Zarzuela es completamente diferente a la que se muestra al público: un ambiente marcado por la tristeza, la enfermedad y el aislamiento.