Entre las figuras más tradicionales y elegantes de la realeza monegasca, siempre ha sobresalido una figura que ha llamado la atención por su carácter y estilo llamativo: la princesa Estefanía. Hija menor de Rainiero III y Grace Kelly, Estefanía ha destacado por su actitud libre y su vida llena de escándalos.

A pesar de haber sido una figura controversial, Estefanía ha logrado conquistar la atención del público con su forma de ser, mucho más desafiante que la de otros miembros de la familia. Sin embargo, el paso del tiempo también ha marcado a la princesa, y a sus 60 años, su apariencia ha cambiado considerablemente, sorprendiendo a muchos, incluso a los más cercanos. Básicamente, ha aceptado el envejecimiento sin someterse a tratamientos ni retoques. Ha optado por un envejecimiento natural, a diferencia de otras royalties del panorama europeo.

Estefanía de Mónaco

Estefanía de Mónaco, cambio radical en lo físico y en lo emocional

La evolución de Estefanía no solo ha sido física, sino también emocional. Después de una vida marcada por diversas tragedias y momentos de desilusión, como la muerte de su madre, y la incertidumbre de su propia vida personal, la princesa ha optado por llevar una vida más discreta en los últimos años. Su presencia pública ha disminuido y su aparición en los medios se ha vuelto más esporádica. Ya no se le ve en los grandes eventos de la familia real o en las galas de lujo a las que acostumbraba asistir en su juventud. Sin embargo, aquellos que la recuerdan como la figura audaz y arrebatadora de antaño, se han visto sorprendidos al ver su cambio físico y su estilo de vida más tranquilo.

A medida que Estefanía ha envejecido, ha mostrado una notable aceptación del proceso natural de la vida, un rasgo que no es común en su entorno de alta sociedad. Lejos de las exigencias de la fama y la atención constante, la princesa parece haberse reconciliado con las marcas que el tiempo ha dejado en su rostro. Las arrugas, esas líneas que narran las experiencias de su vida, son parte de su historia, y en lugar de ocultarlas, las lleva con orgullo.

Estefanía de Mónaco / GTRES

Ahora es una mujer discreta que disfruta de la vida familiar

El hecho de que Estefanía haya alcanzado los 60 años también ha traído consigo algunos cambios internos. La llegada de sus nietos y el hecho de convertirse en abuela parece haber sido un punto de inflexión importante en su vida. Este rol de abuela ha influido no solo en su estado emocional, sino también en su aspecto, mostrando una mujer más relajada, menos enfocada en los reflectores y más en disfrutar de la familia.

Aunque la transformación de Estefanía no ha sido repentina, su cambio es innegable. Ya no es el centro de atención como antes, y su estilo único y desenfadado ya no resalta en cada evento. Sin embargo, su encanto sigue presente, y su personalidad sigue siendo una mezcla de elegancia natural y una actitud de vida relajada. A medida que avanza la edad, Estefanía parece haber encontrado una mayor satisfacción en las cosas más simples, valorando la tranquilidad y los momentos familiares en lugar del protagonismo mediático que eran la constante en su vida.