Este miércoles fue 14 de febrero, San Valentín, para muchos, especialmente los herederos de la cultura anglosajona, el día de los enamorados. A nosotros nos pitufa mucho más Sant Jordi, el 23 de abril. Y a quien tanto le da si es 14 de febrero o 23 de abril, porque no parecen pasar por su mejor momento, es a los reyes Felipe y Letizia. Los monarcas españoles, desde que el examante de Letizia, el empresario navarro Jaime del Burgo, empezó a desembuchar, están pasando probablemente por su peor momento como pareja, aunque ellos se empeñen en hacer el paripé y hacer ver que no pasa nada. Pero sí que pasa. Quien más sabe de ellos en este país, la escritora y periodista Pilar Eyre, ya ha recordado en más de una ocasión que su matrimonio pende de un hilo y que ella está viviendo un calvario.
Este San Valentín, Felipe y Letizia lo han vivido lejos de una cita romántica en algún restaurantecito cuqui, con velas en el medio y en la intimidad de ellos solos. Todo lo contrario. Lo han vivido rodeados de gente, todos con americana y corbata, protocolo y empresarios. Inaugurando la segunda Torre Puig en l'Hospitalet, con diferentes autoridades como el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el ministro de Industria, Jordi Hereu o la alcaldesa de la ciudad, Núria Marín. El Borbón y la asturiana no están para romanticismos después de lo que ha dejado caer Del Burgo sobre ellos. Y con todo el berenjenal, una presencia inesperada en palacio que ha sorprendido a más de uno, empezando por el rey. La de un antiguo amor suyo, cuando era príncipe, una novieta que tuvo y que según indican los expertos, lo dejó boquiabierto cuándo la conoció.
Los Reyes presiden la inauguración de la segunda torre de la compañía Puig en Barcelona.
— Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) February 14, 2024
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Los Reyes, a la salida de la inauguración de la segunda torre de la compañía Puig en Barcelona.
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Hablamos de Didi Martínez Bordiú. ¿Quién es ella y por qué ha vuelto al entorno del Borbón? El digital Look recuerda el retrato que hace pocos días les ha hecho a los reyes la prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz, y que estamos esperando que vean la luz. Como siempre que tiene un acto como este, donde especialmente tenía que dar una imagen y uno looks impecables, Letizia contó con su equipo de cabecera con respecto a cuidar su aspecto. Así, estuvo asesorada, maquillada y peinada por tres profesionales en quienes siempre confía. Empezando por Eva Fernández, su estilista desde hace una década. De cara al pelo, también los blancos, no se separa de Luz Valero, que ya se encargaba del cabello de Letizia cuando era presentadora de informativos antes de conocer a Felipe. La última en incorporarse a este tridente que vela por la imagen de la reina es Natalia Belda, maquilladora, íntima de muchas artistas, responsable de muchas caras en photocalls y alfombras rojas, que hace unos meses que trabaja para la reina.
Aquí viene el vínculo curioso: y es que el citado medio "ha descubierto un vínculo mucho más íntimo entre la maquilladora y su nueva jefa, ya que la empresa de representación que lleva a Natalia Belda es propiedad de Didi Martínez Bordiú". ¿Y quien es ella? Una empresaria que fue noticia en el 2003 cuando Jaime Peñafiel dijo en un programa de televisión que "esta joven es la nueva ilusión del príncipe Felipe", y la primera después de haber roto con la modelo noruega Eva Sannum. Hija de un primo-hermano de Carmen Martínez-Bordiú, Didi tenía entonces 21 años, y todo el mundo la veía como candidata a ser pareja formal de Felipe. Entonces estaba en la universidad, hablaba cinco idiomas y era aficionada al pádel, la vela y el esquí, como Felipe.
¿Dónde se encendió la llama entre ellos dos?: en una discoteca, Fortuny, cuando Felipe estaba triste después de dejarlo estar con Sannum. Es curioso cómo se comenta que al conocer Didi, "fue el propio Borbón el que pidió que le presentasen a la joven, cuya altura -mide 1’83m- y espectacular figura llamaban la atención". Eso sí, no hubo confirmación ni ninguna imagen de los dos juntos "en los más de 15 meses que se dijo que duró, pero el romance se dio por hecho hasta el punto de que el nombre de Diana aparece en los recuentos más detallados de historias de amor de nuestro Rey". Ahora, 20 años después, Didi vuelve en torno a Zarzuela, el destino lo ha vuelto a acercar a palacio, como encargada de representar a la maquilladora de la reina,"sin lugar a dudas, un detalle llamativo que lleva a pensar que o el Rey y su amiga de juventud nunca perdieron del todo el contacto y que Didi es responsable de la entrada de Belda en la corte de Letizia o que, definitivamente, las casualidades existen".