Lo vendían como una excusa oficial pero la reina Sofía lo sabía. Sin embargo, no podía evitar el malestar y la rabia de ver ómo su marido, el rey Juan Carlos I, le disfrazaba en su cara el motivo de sus escapadas. Con 'La Vecina', como se conocía a Corinna Larsen entre los trabajadores de la Zarzuela, pasaban largos ratos y Juan Carlos siempre daba la misma explicación cuando quería marcharse: iba de cacería. Pero no sólo la que todos conocemos en Botsuana, sino también la que hacía por las instalaciones de El Pardo.
Los mismos diarios de aquella época, a principios del año 2000, lo recogían: "Sofía está muy disgustada por su afición a la caza", escribía el diario El Mundo. El año 2007, Juan Carlos ordenó construir un pabellón de caza para, todavía más, justificar sus escapadas. Aquello hizo enfadar mucho a la reina Sofía. En plena crisis económica, el emérito actual ordenó una construcción de un edificio de 1.700 metros cuadrados que llegó a costar 3,4 millones de euros. Patrimonio Nacional asumió los gastos del capricho del rey. Una majestuosa primera planta cargada de cabezas de animales colgados por las paredes presidía la entrada. La empresa constructora encargada fue Condisa, del presidente Juan Antonio Carpintero Ortiz que fue recibido con un trato preferente el año 2011 coincidiendo con motivo del aniversario de los 50 años de su empresa, Grupo Ortiz.
La Angorrilla, el nido de amor y sexo
La amante del rey vivió desde el año 2008 hasta el 2012 en La Angorrilla. Una finca rodeada de un entorno ideal por la caza que el dictador Franco transformó en uno de sus refugios durante su mandato. Anteriormente, también fue un centro de reuniones de la Segunda República e incluso se alojó el pintor Joaquim Sorolla el año 1906. Su hija Maria sufría turbeculosis y a través de unos amigos le cedieron el espacio durante un tiempo.
Para asegurar que Corinna tendría todas las comodidades aseguradas, el año 2004 se ordenó "adecuar la conservación y mejora de las casas forestales de El Pardo". Entre ellas, está La Angorrilla y la inversión inicial fue de 288.964 euros tal como explica El Español. A ella también se tienen que sumar las fincas Águila Alta, la Quinta, Somontes y Casa Quemada.
Sofía tenía que ver el descrédito recibido ante todo el mundo un día tras el otro. Allí, la excusa de la caza animal también seguía vigente. Cogía la moto y el entonces rey de España se pasaba todo el día viajando de la Zarzuela a El Pardo. Rodeada de 4.000 cabras, 500 jabalíes y 4.600 ciervos, Juan Carlos se aseguraba poder dar la excusa de la caza si iba a La Angorrilla. Pero era un secreto a voces. Allí Corinna todo el mundo la conocía con el nombre de Ingrid. Las reformas de adecuación se basaron en construir una piscina o poner chimeneas de mármol. Y ahora, como una metáfora de lo que está siendo la monarquía española en estos momentos, ha quedado completamente abandonada.