Hay parejas que se dicen amore, cariño, cuchifufi o cuqui. Otros prefieren utilizar diminutivos del propio nombre. No parece que ninguno de estos apodos almibarados convenza lo suficiente a Juan Carlos y Sofía a la hora de referirse mutuamente. Todo lo contrario.
Que los eméritos no se soportan es un hecho sabido. Que no se dirigen la palabra, también. Los dos están mejor separados el uno del otro. Cuanto más lejos, mejor. Ya hace siglos que, cuando Juanito vivía en Zarzuela, dormían en camas separadas. De hecho, Pilar Eyre asegura en su imprescindible libro Yo, el rey, que la pareja no se encama desde que nació su hijo pequeño, Felipe, que, al ser varón, ya tenían el trabajo hecho de la descendencia y no tenían que pasar nunca más por el mal trago de hacer sexo el uno con el otro. Pero todavía van saliendo cosas nuevas sobre un matrimonio que ríete tú de Los Ropper.
La escritora ha visitado Islàndia de RAC1 de Albert Om donde ha seguido destapando el tarro de las esencias como sólo ella sabe hacerlo. Siempre que habla deja caer alguna que no sabíamos. Lo ha hecho hablando de un Jordi Pujol más fisgón que nunca interesándose por los affaires erótico-festivos de Juan Carlos. Y lo ha hecho también cuando ha hablado de una secuencia vergonzosa entre los eméritos, y en público. Explica la periodista que, en materia de amantes, "Al inicio, Doña Sofía sufría mucho porque Sabino, el jefe de la Casa Real, se lo contaba todo con pelos y señales. Mejor dicho, no se lo contaba: ella le soltaba un nombre y según la cara que ponía Sabino, ella ya sabía si era verdad o no".
Pero de aquello no queda nada, ni dolor, ni preocupación, ni celos, ni rabia. Ahora reina el pasotismo: "Ahora la reina ya siente indiferencia absoluta, ya tiene callo. La indiferencia es absoluta por ambos lados". Le pregunta Albert Om si ahora que el fugado se ha marchado a esconderse a Abu Dhabi, "¿todavía mantienen conversaciones o videoconferencias?"... Eyre no deja lugar a dudas: "Eras un romántico Albert. Juan Carlos y Sofía creo que no se hablan desde 1968, cuando nació el príncipe Felipe y rompieron intimidad conyugal". Desde entonces, habitaciones separadas, verse apenas en actos oficiales, e intentos mútuos de separación. Ahora, lo que haga el uno u otro les resbala, "pero hubo épocas en las que incluso se llevaban mal. Gente próxima al rey le ha oído llamarle 'idiota' a la reina en público. Y ella contestarle 'stupid' en inglés". Eso es amor y lo demás son tonterías.
Nos pensábamos que cuando los monárquicos se llenan la boca diciendo la palabra V.E.R.D.E se referían al acrónimo de Viva El Rey De España. Ahora hemos sabido que los que se ponían verdes de verdad eran la parejita de Borbones.